Antes de acaparar los potentes focos de los grandes estadios, el balón siempre recibió primero la tenue luz de las farolas de los barrios. El fútbol, esa gran industria que mueve pasiones y millones allá por donde pasa, tiene un componente social impregnado en su propia génesis que lo convierte el deporte más popular del planeta. Antes de la globalización, las grandes estrellas concentradas en pocos equipos y la descentralización del sentimiento que lleva a una persona de un lugar a enarbolar la bandera de un poderoso club ubicado a miles de kilómetros de su residencia, el balompié era un deporte de proximidad en el que los campos de las barriadas y los pueblos se llenaban hasta la bandera para alentar a sus convecinos. Y esa es la esencia del Fénix Trophy, el novedoso torneo que reúne a ocho clubes europeos no profesionales que destacan por su singularidad social, histórica o cultural y en el que Valencia tendrá un representante: el CD Cuenca Mestallistes 1925, que arranca hoy su andadura.

El torneo, que recibe el nombre de Fénix en honor al famoso ave de la mitología griega, tiene el objetivo de congregar a equipos de fútbol impulsores de nuevos modelos de gestión más conectados con su entorno, más sensibles a la voluntad de sus aficionados y que en definitiva hagan que el fútbol popular resurja de sus cenizas. El Brera FC, club ubicado en un barrio de Milán, fue quién tuvo la idea de promocionar esta competición y el CD Cuenca Mestallistes no solamente fue seleccionado para participar, sino que fue el primero que recibió la llamada por parte de los italianos.

El combinado valenciano es singular por la constitución de su accionariado. La filosofía del club es que los socios son los dueños y su lema es: «Un aficionado, un voto» y todas las decisiones se toman en unas asambleas en las que todas las voces tienen el mismo valor. La entidad adoptó este modelo antes de empezar la temporada pasada y en su primer curso consiguieron el ascenso a Primera Regional, algo que no se conseguía desde hacía dos décadas. El proyecto ha llamado tanto la atención que Mario Alberto Kempes, gran leyenda valencianista, accedió a convertirse en Presidente de Honor del club.

La vinculación histórica del CD Cuenca con el Valencia CF, no obstante, viene de mucho más atrás, ya que en la década de los cuarenta ejerció como filial del conjunto valenncianista, que acabó fundando el CD Mestalla utilizando su estructura. Posteriormente sus caminos se separaron y el CD Cuenca hizo su camino en el balompié regional valenciano. En los últimos años, el club corría peligro de desaparición y decidió cambiar de modelo e incorporar ‘Mestallistes 1925’ a su nombre, una decisión que ha conseguido reflotarlo y empezar a consolidar a una masa social cada vez más grande. Sus camisetas, inspiradas en elementos clásicos de la ciudad de València, han ayudado también a llegar a más aficionados.

Debut contra el Lodigiani

Esta tarde el cuadro valenciano debutará en el Fénix Trophy y lo hará en casa, esta vez en el polideportivo de Quatre Carreres, que no es su feudo habitual pero reúne las condiciones necesarias para albergar el torneo. El rival será un equipo plagado de historia, la ASD Lodigiani Calcio de Roma, que vio nacer a uno de los futbolistas más emblemáticos de la historia de Italia como Francesco Totti, que dio allí sus primeros pasos antes de recalar en la cantera de la Roma. También jugaron en su infancia dos viejos conocidos del valencianismo como Emiliano Moretti o Alessandro Florenzi o jugadores internacionales como Luca Toni. Es un club con tradición en el país transalpino, ya que llegó a la Serie C y que destaca por su trabajo de cantera.