La final de la SuperCup del viernes frente a las rusas del Ekaterimburgo se presenta como un reto mayúsculo, el más difícil que puede afrontarse en Europa en lo que a baloncesto femenino se refiere. Sin embargo, el Valencia Basket llegará a la cita en un estado pletórico de confianza. En la antesala del gran partido, las valencianas aplastaron en la EuroCup Women al equipo belga de Namur Capitale (95-45).

Sin contemplación y por la vía rápida, el conjunto de Rubén Burgos pasó por encima de su rival como una apisonadora. Muy pronto, a los tres minutos, el parcial de 10-0 evidenció cuál sería su guión. Al descanso, la historia estaba decidida con un marcador abrumador (49-20) gracias a la capacidad defensiva y ofensiva de un equipo donde las mujeres del banquillo aportaron incluso más puntos (26) que las cinco que comenzaron la segunda jornada del grupo I de la competición europea. El quinteto inicial lo conformaron Cristina Ouviña, Ángela Salvadores, Lorena Segura, Trahan-Davis y Raquel Carrera.

A lo largo del partido, el talento de las jugadoras locales quedó demostrado con acciones de todo tipo: el rectificado de Salvadores para burlar a las pívots y anotar debajo del aro, los robos de la ‘guerrera’ Lorena Segura, la velocidad de movimientos y el ‘gancho’ característico de Laura Gil, los triples de Cristina Ouviña, que caen en la cesta como auténticas ‘bombas teledirigidas’, los lanzamientos de seda de Bec Allen o la intimidación y los tapones de la germana Marie Gülich.

Entradas en el tercer cuarto, las jugadoras entrenadas por Rubén Burgos bajaron de marcha, al mismo tiempo que las visitantes aumentaron su intensidad defensiva, sobre todo, en comparación con una primera mitad donde la superioridad del equipo valenciano les había metido el miedo en el cuerpo. En la mejora de las belgas, además, influyó la disminución del número de pérdidas de los dos primeros cuartos, lo que había permitido al Valencia BC acribillarles con múltiples opciones de tiro exterior e interior.

La cabeza parecía haber volado al ilusionante reto del viernes, una circunstancia que Namur aprovechó para anotarse la ‘victoria’ parcial del tercer cuarto (18-21). No obstante, la exigencia de un grupo como el de Valencia Basket, que encadena ya seis triunfos desde que cayó en Schio de la EuroLeague, hizo que las jugadoras salieran nuevamente lanzadas. Y la apisonadora volvió a la pista en bloque. El último asalto de las ‘taronja’ -esta vez con la tercera equipación, rosa claro, color de la lucha contra el cáncer de mama- fue tremendo. Las belgas no pudieron anotar nada más que cuatro puntos, 24 menos que la magnífica orquesta de baloncesto que dirige Burgos.

Todas las jugadoras del Valencia Basket terminaron con puntos en su haber, siendo Gülich la máxima anotadora con 15 puntos, cinco menos que la rusa de Namur Ogun (20). Un dato que habla a las claras de la fortaleza de este Valencia BC, equipo por encima de todo. Equipo con mayúsculas. Hasta seis de las 12 jugadoras que actuaron frente a Namur convirtieron diez o más puntos: Gülich (15), Carrera (14), Laura Gil (11), Salvadores (11), Ouviña (10) y Trahan-Davis (10).

La final de la Supercopa, según la mayoría de analistas, parece una aventura casi imposible, pero si de alguna manera puede sorprenderse al club más rico de Europa es con el alto valor colectivo de las ‘taronja’; un grupo que firmó el triunfo más grande del club -50 puntos- desde el ascenso a Liga Femenina 2 en 2016.