Moto GP se queda sin su mayor icono. Valentino Rossi puso ayer fin a su dilatada carrera en el Mundial y lo hizo con una décima posición en Cheste que le supo a gloria. De hecho, hubo más fiesta en su box que en el de Francesco Bagnaia, vencedor de la última carrera del año y gran esperanza del motociclismo italiano tras la retirada del de Tavullia.

Y no era para menos después de 26 años en el Mundial y tras una carrera en la que sumó la friolera de 432 grandes premios, 115 victorias y 235 podios. Era inevitable que dejara escapar alguna lágrima de emoción, aunque fuera aún con el casco puesto. Sus rivales le arroparon tras cruzar la línea de meta con cariñosos gestos de despedida, los aficionados (muchos de ellos también lloraron en las gradas) le despidieron en pie, con aplausos y al grito de «Vale, Vale...», los comisarios le chocaban la mano y le aplaudían en su camino hacia el pitlane y metros antes de parar la moto junto al box de su equipo, vio cómo le hacían un pasillo de honor, hasta pasar por una pancarta que rezaba «Grazie por lo spettacolo».

Y ahí se desató la locura, levantado a hombros mientras miles de móviles y cámaras apuntaban a él para capturar un momento para la historia. Una fiesta que se trasladó dentro del box y que se dejó escuchar desde el exterior aun cuando se celebraba la ceremonia del podio con Francesco Bagnaia, Jorge Martín y Joan Mir, protagonistas del primer triple de Ducati en MotoGP.

Un cúmulo de emociones para Valentino que se prolongó hasta la noche, cuando el de Tavullia recibió el gran homenaje de MotoGP en la habitual Gala de la FIM, donde le reconocieron como leyenda del Mundial.

Atrás quedaba una última carrera para el recuerdo, con 27 vueltas en las que ninguno de los 76.000 aficionados presentes en Cheste le quitaron el ojo de encima, conscientes de asistir a sus últimos minutos como piloto de MotoGP. Y aunque era evidente que el sueño del podio le quedaría muy lejos a tenor de lo visto durante la temporada, logró una meritoria décima plaza para sumar los últimos seis puntos de su carrera y terminar el campeonato en la 18º posición, justo por delante de su hermano Luca Marini, a quien superó ayer.

Antes de la carrera recibió otra gran sorpresa con la visita al box del equipo de Ronaldo Nazario, uno de sus ídolos desde su etapa en el Inter de Milán, club del que es gran aficionado . El actual presidente del Valladolid le regaló una camiseta de su equipo y le dio al final el banderazo de meta con el que puso final a su carrera. Otro detalle de Dorna para despedir a Valentino.

Sin triplete español

Pero al margen del adiós de Valentino, el otro gran aliciente estuvo en la lucha entre Jorge Martín y Bagnaia por la victoria, que cayó del lado del italiano para evitar el que habría sido un triple español tras las victorias de Xavi Artigas en Moto3 y de Raúl Fernández en Moto2. Solo se echó en falta, tanto en la pista como en las gradas, la presencia de Marc Márquez, más referente aún del Mundial tras el adiós de Rossi.

«Quería ruido y fiesta»

No lo confirmó pero bajo el casco posiblemente hubo alguna lágrima. «Ha sido muy bonito después de ver la bandera de cuadros. Ha sido bonito ver a todos los pilotos ahí también. Ha sido emocionante y después en el box quería hacer un poco de ruido y de fiesta, como si hubiese ganado una carrera o un mundial y ha sido muy bonito hacerlo y ver a todos contentos». Valentino Rossi disfrutó de una última carrera en València peleando con Franco Morbidelli por entrar en el Top-10, motivo por el que estaba más que sastisfecho: «He sido capaz de frenar a Franco que estaba detrás y pegado a mí toda la carrera y así podré decirle que en la última carrera lo he podido batir y sé que Franco es uno de los pilotos más fuertes de MotoGP, por eso ha sido una gran satisfacción».

Y es que Rossi tuvo un fin de semana de lo más normal, no peleando por su podio 200 pero sí entre los diez primeros, nada común en esta temporada. Desde parrilla se le vio especialmente concentrado. «Estoy muy contento porque ha sido una gran prueba psicológica, salir sólo a pensar en la carrera, en llegar delante y en las últimas vueltas la moto iba muy bien y yo me sentía en condiciones de entrar fuerte en las curvas y podría decir que me he divertido».

Un día triste, pero a la vez de felicidad, según explicó: «Si se parte de una determinada idea, este sería un día muy triste y no deseado, pero hasta cierto punto es una sorpresa estar contento. Es distinto vencer un mundial o ganar una carrera, ya que es más emocionante, pero me he divertido y hemos podido celebrarlo como si hubiésemos ganado un mundial y ha sido bonito. Son momentos de los que me acordaré siempre».

Sin embargo, a pesar de que el Circuit Ricardo Tormo vistiera cada rincón con homenajes, exposiciones y recuerdos de sus éxitos, Cheste será siempre un circuito maldito para él donde tiene un par de espinas muy clavadas. «Es difícil de decir, pero reharía el fin de semana de Valencia 2006 porque me habría concentrado más y lo habría preparado mejor, y seguramente no me habría caído y habría sido distinto», dijo recordando el título que le arrebató Nicky Hayden. «Después, en 2015, verdaderamente creo que yo hice todo lo que debía, pero no fue culpa mía si lo perdí y hace más daño porque seguramente en el 2006 venía de muchos títulos consecutivos y era normal que hasta cierto punto se perdiera. En el 2015 habría sido fantástico el décimo título y habría prolongado mis éxitos seis años, más, pero acabarlo como acabó fue malo. Del resto no se puede decir nada», admitió .

«Quería ser piloto de MotoGP hasta el final, y eso me ha dado la concentración necesaria para conseguirlo, porque sabía que así me divierto mucho más y haber hecho un buen resultado en la última carrera da mucho más gusto, pues podré decir que estuve entre los diez primeros», concluyó Rossi, que fue felicitado por todos los pilotos tras cruzar la meta.