El 28 de febrero de 2019 queda lejos. Tanto que han pasado casi tres años y por el camino el Valencia ha vivido una montaña rusa. Del éxtasis con la Copa en Sevilla a la tristeza por ver cómo aquel equipo se fue descomponiendo poco a poco. Este miércoles en Mestalla, la afición volverá a disfrutar de un partido de Copa del Rey en su asiento y la última vez que eso pasó fue aquella noche de febrero en la que Rodrigo Moreno anotó el tanto de la victoria contra el Betis de Setién. Esa en la que Parejo acabó entre lágrimas. Contra el Cádiz se volverá a vivir una jornada especial con un objetivo claro: el pase a semifinales. En aquella ocasión fue el billete a la final y en esta es hacia unas ‘semis’ que colocarían al cuadro de Bordalás a dos pasos de pelear por un título en La Cartuja. La espera se ha hecho eterna, pero el aficionado ya cuenta las horas con nervios hacia una cita marcada en rojo en el calendario.

El partido contra el Cádiz se asume como esa oportunidad de volver a vibrar con la Copa en Mestalla. Con el mercado de fichajes cerrado, con la oportunidad de ver alguna cara nueva como aliciente y con ganas de ver al Valencia en casa. En su casa. Ahí donde el Valencia solo encajó un gol en los cuatro partidos que disputó en la 2018/19. El de Jorge Molina en el primer minuto y que fue un golpe que no tumbó al equipo de Marcelino ni mucho menos. En esta ocasión, el conjunto de Bordalás quiere cerrar el billete a las semifinales consciente además de que dos de los tres encuentros que quedarían para la final serán en Mestalla.