Camino de la frontera con Portugal, el viajero atravesará el último pueblo del viejo reino de León, Hinojosa del Duero. Ha dejado atrás la capital de la comarca, Vitigudino, antes de adentrarse en la serpenteante pendiente de unos diez kilómetros que le bajará a la ribera del Duero, frontera natural con las tierras hoy portuguesas, de la vieja Lusitania romana. Ya en territorio portugués encontrará el primero de sus pueblos: Freixo de Espada à Cinta, no más de tres mil habitantes. Sorprende al viajero encontrarse, tras la dureza climática castellana, de largos y fríos inviernos, con una agradable temperatura y con cultivos mediterráneos: almendros, naranjos y olivos. Un trozo del Mediterráneo unos kilómetros más a poniente de la alta meseta castellana. Todo un milagro.

Allí se anuncia, debidamente promocionado, el más importante torneo de pelota a mano del país lusitano. Y se juega contra la pared del templo parroquial, como en los orígenes más lejanos. Pura tradición. Así se jugaba en las paredes de los templos de los pueblos de España, salvo en las horas de la misa dominical. Así se jugaba en los muros de las iglesias inglesas antes de derivar en el actual Fives, que mantiene los «frailes» y soportales como tributo religioso a su origen. Cada pelota sale de la pared sin una trayectoria previsible lo que obliga al jugador a una alta capacidad de reacción. Uno observa el juego de pelota portugués y se traslada en el tiempo a la Edad Media. Resiste la tradición como tantas veces resistieron a los ataques de los guerreros leoneses y castellanos. Las gentes de Freixo forjaron una leyenda de duros defensores de su tierra. Ahora quieren preservar esta tradición que les hace ser el ultimo reducto de la pelota a mano en la comarca.

Siete formaciones de tres jugadores se han inscrito en la competición. Entre ellos, el pelotari más entusiasta, es un valenciano: Rafa García. Hasta allí ha viajado, setecientos kilómetros en vehículo, para participar en el torneo de «Almendros en Flor». La única recompensa: el orgullo de un nuevo reto a los sesenta años. Hermoso y poético nombre para un juego de agilidad, intuición y fortaleza. Impresiona con su elegancia y solo un mal bote de la pelota le impide meterse en la gran final.

Hombres y mujeres, niños y niñas, viejos pelotaris que hoy son venerados como leyendas, se han dado cita en el campeonato de pelota, del que la televisión nacional portuguesa se hará eco. La fiesta forma parte de la identidad heredada de siglos. El alcalde, Nuno Ferreira, se muestra entusiasmado con esta manifestación. También fue jugador y está convencido de que este torneo puede convertirse en un polo de atracción turística. Habla en la entrega de trofeos de organizar un gran campeonato internacional, como ya se hace con otras disciplinas deportivas. «Almendros en Flor» es el nombre de la Feria que acoge la competición. Y un almendro que florece, con toda su hermosura es el torneo de pelota a mano, único en el mundo en el que se rebotea contra los soportales y los pórticos de la iglesia parroquial ante la mirada poética de sus gentes. No olviden el nombre freixo de Espada à Cinta. Si son amantes del juego de pelota a mano no pueden, no deben olvidarlo.