Max Verstappen y Charles Leclerc se conocen desde niños, cuando peleaban en el karting y alguno de los dos acababa derramando lágrimas de rabia e impotencia. En esos tiempos se trataba de brillar, de asegurar el difícil camino en las categorías inferiores del automovilismo. Ahora la lucha es por el título de Fórmula 1. Nada personal, pero ninguno quiere ceder. Así lo demostraron en la carrera inaugural de Baréin, hace una semana, hasta que el Red Bull del neerlandés dijo ‘basta’ y el monegasco firmó su primera victoria en la nueva era de la F1. Y ayer, en Arabia Saudí, se repitió el guión. Los dos pilotos más en forma del momento ofrecieron un espectáculo de altura en el temible circuito de Jeddah Corniche, donde se rozan los muros a 300 km/h. Pero esta vez la balanza se decantó del lado de Max.

Tras el fiasco en el circuito de Sakhir, Verstappen se había conjurado para lograr la victoria en Arabia. Necesitaba mandar un mensaje contundente a Leclerc y Ferrari: Este año tendrán que dejarse la piel para superar al campeón. La clasificación del sábado no salió según lo planeado y Max se dejó sorprender no solo por los dos Ferrari, sino también por su compañero ‘Checo’ Pérez, que hizo la primera pole de su vida.

Verstappen arrancó cuarto en parrilla, con el ‘cuchillo entre los dientes’, preparando a fuego lento el que sería su primer triunfo en 2022 y el 21º en la F1. Pérez conservó su ventaja en la salida, seguido de Leclerc, mientras el neerlandés le ganó la posición a Sainz. Los elementos jugaron en contra del mexicano. En la vuelta 10 Ferrari avisó a Leclerc por radio: «Box para atacar a Pérez». ‘Checo’ picó el ‘anzuelo’ y realizó su pit stop para defenderse de un inexistente ataque del monegasco, que siguió en pista. Justo entonces llegó el accidente de Latifi y el correspondiente ‘safety car’ que le dio una parada gratis a todos.

En la reanudación, Pérez era tercero, pero tuvo que ceder la plaza a Sainz porque el madrileño, que había pasado por muy poco por delante en la línea del ‘safety’, denunció la infracción del procedimiento con el coche de seguridad. Así terminaban las opciones del ‘Checo’ y empezaba otra carrera.

‘Chispas’ en Alpine

Fernando Alonso no pudo mejorar su séptimo puesto de salida y además vio como su compañero Ocon, sexto, le cerraba el paso en una agresiva maniobra. Se desató entonces una absurda ‘guerra’ fraticida de los dos Alpine, que permitió que Russell se escapase por delante. Siendo Alonso el piloto más veterano de la parrilla (40) y con mayor experiencia en todo tipo de argucias en carrera, Ocon acabó doblegándose ante el asturiano. Pero todo el esfuerzo fue en vano ya que al final Alonso acabó abandonando por avería cuando era séptimo. «Perdimos puntos en Baréin y ahora aquí. Con las prestaciones que hemos tenido en los dos fines de semana es increíble que tengamos solo dos puntos», lamentó.

A trece vueltas del final, la radio de Alonso encendió las alarmas en el box de Alpine: «No power». Fin de la aventura del asturiano, casi al mismo tiempo que las de Daniel Ricciardo y Valtteri Bottas. El McLaren del australiano, parado en la recta, propició un nuevo coche de seguridad. Cuando se retiró, quedaban nueve vueltas y el desenlace más previsible apuntaba a un nuevo triunfo de Leclerc.

Verstappen le enseñó primero las ‘garras’ y esperó su oportunidad. Las últimas vueltas en Yeda fueron de pura adrenalina, con adelantamientos al límite. A tres vueltas del final, Max cumplió su amenaza y superó a Charles. El monegasco creía que aún tendría una última ocasión, pero una bandera amarilla por el incidente de Stroll y Albon arruinó sus expectativas. Verstappen subió al podio escoltado por Leclerc y un sólido Carlos Sainz, que ya suma tres podios consecutivos desde Abu Dabi 2021 y sigue en progresión.

Lewis Hamilton, que nunca se rinde, arrancó 15º después de firmar una de sus peores clasificaciones. Con problemas para controlar un nervioso Mercedes, el británico intentó la remontada, pero su estrategia de carrera no surtió efecto y acabó 10º, resignado.