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Tenis

Rafa Nadal: “No soy un superelegido, pero será difícil superar mis catorce victorias en Roland Garros”

El tenista manacorí confiesa que se levanta “con dolor” el día después de su decimocuarto título en Roland Garros, espera expectante el tratamiento en el pie y se siente orgulloso de jugar “al nivel que lo he hecho” tras abandonar Roma “cojo”

Rafa Nadal: “No soy un superelegido, pero será difícil superar mis catorce victorias en Roland Garros”. Reuters

La mañana posterior a su decimocuarto título en Roland Garros, el 22 grande de su carrera, Rafa Nadal tiene una mañana de lo más ajetreada, como las trece anteriores en París. A primera hora, la tradicional sesión de fotos con la torre Eiffel de fondo, y después, atención a los medios desplazados, entre ellos Diario de Mallorca, diario integrante del grupo Prensa Ibérica al igual que este medio, en el majestuoso salón Ópera del hotel Intercontinental, justo al lado de la Ópera. El laureado tenista mallorquín exhibe una sensible cojera en su pie izquierdo, que tanto le ha atormentado estas dos semanas, antes de sentarse y someterse al enésimo interrogatorio de la mañana. “No soy ningún elegido, pero es evidente que será difícil superar mis catorce victorias”, afirma.

¿Cómo se encuentra veinte horas después de la final y de su decimocuarto título en París?

Bien. La verdad es que físicamente estoy muy bien, he estado muy bien las dos semanas. Cuando juegas partidos largos, a nivel de agujetas, lo acusas, pero sorprendentemente, por el nulo entrenamiento previo que he tenido para este torneo, he jugado más de cuatro horas contra Felix (Auger-Aliassime), contra Novak (Djokovic), y con más de tres horas ante Zverev. Pero a las mañanas siguientes, a nivel corporal, me levantaba bien. Y a estas alturas de mi carrera y a mi edad, sorprendentemente no he tenido muchas agujetas.

¿Ha sido una noche normal?

No, porque me dolía el pie. Cuando se me despierta y después de dos semanas y media de tomar antiinflamatorios y analgésicos prácticamente cada seis horas, porque no quedaba otra opción, cuando he dejado de tomar y me he despertado, hoy está siendo un día complicado.

¿Cuánto tiempo dura el periodo de anestesia?

Unas siete u ocho horas.

¿Con el pie sin sensibilidad, lo entrena o le sale el juego automático?

Hay que tener una cosa clara. Me hacen un bloqueo a distancia de los nervios sensitivos, porque si te duermen el motor no puedes mover el pie. Me duermen el nervio sensitivo y de ahí no es matemático. Por ejemplo, en la final también se me durmieron los dedos. La sensación era peor. Pero con el tobillo tienes el control necesario para poder competir. Tienes el control del pie, pero sin ninguna sensibilidad, por lo que hay un poco más de riesgo a la hora de doblarte un tobillo. Por lo demás, así como estoy jugando, con el pie dormido, da igual si hay menos sensibilidad o más. Para mí es La Habana. Paso de ir cojo a jugar sin dolor. Desgraciadamente es una realidad, y aunque no se puede alargar esta situación en el tiempo, al menos, al final he sido capaz de ganar el torneo porque puedo moverme y puedo correr. En Roma no pude y en Madrid me moví de manera complicada.

¿Al margen de lo que le está pasando en el pie, qué recuerdo se lleva de este Roland Garros?

Ha sido un torneo que a nivel tenístico tiene un valor importante porque he conseguido ganar a gente muy buena. Y a nivel mental, después de vivir lo que me ocurrió en Indian Wells, con la costilla rota, y en Roma, que después de jugar un set y un poco más ante Shapovalov me voy cojo, y que durante muchos días no he podido entrenar, al final sabía que iba a poder jugar los partidos. Pero tener la capacidad de poner todos estos problemas a un lado y ser capaz de centrarme en el tenis y jugar al nivel que lo he hecho, quiere decir que mentalmente he estado totalmente preparado para asumir el reto.

En el partido contra Djokovic jugó a un nivel superior. ¿Recuerda uno a ese nivel aquí?

A nivel tenístico, la final de 2020 quizá fue mejor, lo que pasa que el partido de este año fue más emocionante por el resultado. Estaba jugando muy bien, esa es la verdad, pero no pude mantener el segundo set porque me faltaba bagaje. Era la primera vez que jugaba a este nivel, una hora y media, desde los últimos cuatro meses. Si hubiera jugado una temporada de tierra normal, habiendo ganado algún torneo en tierra, se me hubiera hecho más sencillo mantener el nivel en el segundo set. Al final llevo dos breaks arriba con 3-0 pero el hecho de no haber tenido todo este bagaje te hace tener más dudas. Al final, la intensidad, el mantener el nivel es un hábito también. No es algo que venga así. Pero para mí tiene un valor añadido el hecho de que en el tercer set volviera a tener la determinación de volver a jugar agresivo.

¿Cómo han evolucionado tácticamente sus partidos con Djokovic?

Es que nos conocemos muy bien. Se habla mucho del aspecto táctico de los partidos, pero al final la táctica se puede aplicar cuando uno realmente juega bien. Sabía que en unas condiciones de noche, en que la bola no salta tanto como de día, el golpe paralelo era muy importante para mí porque hacía el revés, él al final va cogiendo el ritmo y se mete muy bien dentro de la pista. Y de día él puede tener una sensación de fallo porque la bola es más viva y el cordaje no se siente tanto. Por lo tanto, de noche tenía que estar muy afinado con el drive paralelo. Fue uno de los partidos bonitos por el ambiente emocionante que había en la grada.

Catorce títulos en Roland Garros nadie lo va a superar.

Parece, pero imposible no es. ¿Es muy difícil? Sí. Soy realista de la dificultad que tiene ganar tantas veces y que se den todas las circunstancias para que ocurra. Pero al final, si lo he hecho yo se podrá repetir. No soy un superelegido. Se tienen que dar muchas circunstancias, que en mi caso se han dado, pero es evidente que será difícil.

Ha ganado en París en 2005 y lo ha vuelto a hacer en 2022. ¿Qué le dice eso?

Lo primero es que han pasado muchos años; lo segundo que lo he conseguido contra pronóstico, el mío el primero, porque no pensaba que iba a tener una carrera tan larga como estoy teniendo, y pese a todo lo que me está sucediendo he tenido la ilusión por seguir y he tenido a las personas adecuadas al lado.

¿Su equipo actual son más amigos que otra cosa?

Tengo el mismo equipo de toda la vida, prácticamente. Toni se fue, pero sigo hablando con él a diario, mantengo una buena relación. Carlos (Moyá) y Marc (López) son los más recientes, pero muy cercanos a mí porque son íntimos amigos. Es un equipo grande pero no solo por mis necesidades, sino por las suyas. No se pueden desplazar todas las semanas porque tienen familia, tienen hijos. Tener a Marc me ayuda a nivel de entrenos. Tiene un gran nivel.

Con tantas dificultades por las que tiene que pasar. ¿No le tienta la vida después del tenis? ¿Y cómo la imagina?

La imagino igual que la he vivido bastantes veces en mi carrera, que he tenido que estar meses fuera de la competición por las lesiones. Siempre he sido feliz fuera del tenis. Ni es algo que me quite el sueño ni tenga miedo a mi vida después del tenis. Siempre he tenido muchas cosas que me hacen feliz además del tenis. A nivel físico lo que tengo lo tengo, y si quiero voy a poderme quitar el dolor de una manera bastante definitiva. Lo que pasa es que para quitarme el dolor tengo que someterme a una operación que es fijarme el pie, y fijándome el pie no puedo seguir jugando a tenis.

¿Mañana podría salir a navegar con el barco sin dolor?

Sin dolor no. Por ejemplo, el año pasado terminé Roland Garros y estuve cojo dos semanas y media, no podía bajar escaleras. Pero al final, cuando dejas de jugar un tiempo, las primeras semanas son malas, y cuando dejo de jugar, por mi vida diaria no es un problema porque te deja de doler. Me molesta, pero no es un dolor como el que siento cuando estoy entrenando.

¿Qué expectativas tiene el médico ante el tratamiento al que se someterá esta semana?

Si no fuera optimista no lo haríamos. Vamos a ver lo que pasa. El objetivo es claro. Vamos a hacer una radiofrecuencia pulsátil en el nervio para intentar conseguir la sensación que tengo con el pie dormido para mantenerlo de una manera permanente. Si funciona se va a quitar un poco la sensibilidad de lo que es la parte sensitiva de encima del pie, pero si se consigue hay una cosa buena y es que con los bloqueos a distancia se ha demostrado que puedo jugar. Si se me quita esa sensación de dolor de manera permanente no se soluciona el problema, pero sí el poder seguir jugando, que es el objetivo ahora mismo. Acostumbro a ir paso a paso y si haces las cosas intentar hacerlo pensando que van a ir bien. Después veremos lo que sucede.

¿Los pinchazos son dolorosos?

Duelen. Depende del sitio. Es soportable, pero hacer esto veinte minutos antes de empezar cada partido, agradable no es.

¿Le da miedo algo? El futuro, que le pinchen.

A lo pinchazos no. Me han dado hasta aburrir. Estoy acostumbrado, tengo confianza en la gente que tengo al lado y en ese sentido tengo un buen equipo. Durante gran parte de mi carrera hemos tomado decisiones adecuadas y algunas veces nos hemos equivocado, pero es lo que hay.

Nunca había ganado Australia y Roland Garros en un año. ¿Es una locura pensar en poder ganar los cuatro grandes?

Sí. Aún estando perfecto me parece una locura. Es algo que no ha hecho nadie ¿desde Rod Laver? El que estuvo más cerca fue Novak el año pasado. No me lo planteo. Más que ganar el Grand Slam firmaría poder jugar los cuatro.

¿Si ahora enseñara el pie hay motivos para asustarse?

Si no lo grabáis os lo enseño después sin problema encantado. No os gustaría.

¿En estos 17 años ha cambiado mucho el tenis?

Todo cambia. Se juega de una manera más rápida. Antes se jugaba un tenis más clásico sobre tierra, más como el de Casper (Ruud) y a día de hoy se juega menos este tipo de tenis, incluso yo. Las cosas evolucionan. Yo mismo he ido adaptando mi raqueta para tener más potencia. Este año cambié el peso de mi raqueta y el cordaje. Estaba jugando con 1.35 y ahora con 1.30. En cuanto al peso, puse más plomo en la cabeza para intentar conseguir un poco más de potencia. Y, eso sí que es fuera de lo común, cambié a la raqueta antigua dos días antes de empezar este torneo porque sentía que no tenía el control necesario para jugar en esta superficie.

¿El parchís es una terapia?

Depende del día. Hay días que es una terapia contraria porque tengo que aguantar a Marc (López) que no tiene ni puñetera idea (Risas). Nos reímos. El parchís tiene una cosa, y es que te pasa una o dos horas sin darte cuenta y es una manera de soltar las maquinitas. Para mí es positivo no estar todo el tiempo con el móvil. Jugamos antes de los partidos en los aeropuertos entre horas. Es una manera de distraerse en una competición que tenemos entre nosotros. Tenemos un ránking anual y nos reímos.

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