No hay precedentes recientes. Ni tampoco antiguos. No existen precedentes de un jugador que es fichado hasta dos veces por el Barça. Y sin que exista otro club de por medio en ese tránsito menos aún. Pero Ousmane Dembélé es singular en todo.

En su fútbol, tan prometedor como desconcertante, como en su actitud, tanto fuera del campo como en las negociaciones y el desenlace de las mismas. El Barça ha vuelto a fichar al delantero francés por dos años más. Y antes de anunciarlo ya estuvo en el vestuario de la ciudad deportiva.

Hasta su puesta en escena resultó realmente 'dembeliana'. ¿Por qué? El jugador acudió en la tarde del martes a la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Y su imagen se filtró, ya en el interior del vestuario, sin que el club hubiera informado del acuerdo con el delantero, gracias a una story de Instagram realizada por Aubameyang, uno de sus mejores amigos en la plantilla.

Una 'story' de Aubameyang en Instagram descubrió la presencia de Dembélé en el vestuario de la ciudad deportiva sin que el club hubiera informado de acuerdo alguno

En esas imágenes se ve a Dembélé charlando tranquilamente con Umtiti, su compatriota, y Kessié, uno de los nuevos fichajes del Barça. De hecho, se comportó el delantero francés como si fuera uno más, compartiendo la rutina previa al inicio de la sesión vespertina, preparado como estaba para pisar el césped del campo Tito Vilanova, a donde también acudió el presidente Joan Laporta.

De 105 millones de euros a 0

Llegó el domingo a Barcelona en vuelo privado, aprovechó el lunes para ultimar las conversaciones con el club, quien no reveló al inicio si este martes había pasado (o no) las pruebas médicas previas a la firma del contrato.

El Barça ya lo fichó hace cinco años, elegido entonces como el sustituto de Neymar, que se acababa de ir (verano del 2017) al PSG, que ejecutó su cláusula de rescisión fijada en 222 millones de euros. El Barça invirtió 105 millones más 40 en variables por Dembélé. Ahora, verano del 2022, le ha salido mucho más barato.

Ni un solo euro ha debido abonar la directiva de Joan Laporta en una operación rodeada de mucha polémica porque la estructura ejecutiva del club, liderada por Mateu Alemany, director de fútbol, le abrió la puerta de salida al jugador el pasado invierno.

Pero Xavi, técnico de club, lo dejó en la grada durante dos partidos. Pero luego lo reinsertó en el grupo para aprovechar su potencial ofensivo simbolizado en sus asistencias (regaló 13 y fue el máximo de la Liga), aunque le lastrara su evidente falta de puntería. Solo dos goles (uno en la Copa al Linares y otro en la Liga frente al Athletic).

Dembélé no quiso irse entonces, agarrado a la complicidad deportiva con Xavi y apelando a su deseo de agotar los seis meses finales de su contrato para ser el único y exclusivo dueño de su futuro, convencido como estaba él, y por supuesto su agente Moussa Sissoko, de que el mercado le recibiría con los brazos abiertos.

Pero el mercado les dio una lección también singular. Singular porque resulta extraño que ningún gran club europeo (City, Bayern, PSG, United, Chelsea…) estuviera dispuesto a ficharlo, aún estando libre como estaba, por lo que todo estaba en manos del Barça.

Sin destino fuera del Camp Nou

Nadie enloqueció por Dembélé. Y menos aún nadie quiso pagar las elevadas comisiones reclamadas por Sissoko. Tras meses de responder con el silencio al Barça descubrieron ambos que no tenían nuevo destino más allá del Camp Nou.

Nadie quiso a Dembélé. Salió al mercado durante meses, no halló club alguno y el silencio del mercado le devolvió al Barça

Tuvieron, eso sí, suerte de que Xavi no había abandonado su confianza en las posibilidades del delantero. El club modificó las condiciones de la oferta que le había dejado en diciembre pasado. Una oferta que ignoraron tanto Dembélé como Sissoko. 

Siete meses más tarde, el Barça anunciaba el acuerdo con el delantero. Firma por dos años solo, lo que revela que la confianza con el club no es tan absoluta como con el entrenador.

Rebaja salarial

Firma hasta el 2024 y con una reducción salarial de hasta el 40%, según han informado fuentes de la junta azulgrana, complementados con unas variables que elevarían su nómina en función de los partidos jugados. Al nivel de Ansu Fati

Xavi se sale con la suya. Y también por segunda vez. En invierno, rescató a Dembélé de la grada para darle la titularidad en el ataque. Ahora lo saca del paro porque su contrato expiró el pasado 30 de junio y se ha expuesto a un riesgo al no tener garantizada su continuidad. Quiso salir al mercado y el mercado le devolvió al Barça.