Cory Higgins busca recobrar su mejor versión desde que empezó la temporada, después de un último curso marcado por las lesiones y en Tel-Aviv, en uno de los escenarios más complicados de Europa, el escolta estadounidense emergió para asumir un papel determinante en el triunfo del Barça frente al Maccabi (79-86). Con 15 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias, Higgins lideró la actuación coral del cuadro azulgrana, con excelentes minutos de Laprovittola (19 puntos), Satoransky (9 puntos, 6 rebotes, 6 asistencias), Tobey (14) y Abrines (13).

“Defendimos bien y fuimos mucho más duros en la segunda parte, en la que solo consiguieron seis puntos en el uno contra uno. Creo que es una gran victoria”, valoró Jasikevicius.

Pocas canchas tan presionantes hay en la Euroliga como el Menora Mivtachim Arena, la antigua Mano de Elias. Es difícil aislarse del griterío, de la presión del público, por mucho que ya se conozca. La puesta en escena del Barça resultó buena, una vez más, a partir de unos primeros minutos espléndidos de Laprovittola y también de Mike Tobey, un jugador que solo aparece en la competición europea, pero que responde en cada ocasión.

Los triples del base argentino y la movilidad interior del pívot con pasaporte esloveno propulsaron al equipo azulgrana de inicio. Pero el cuadro de Jasikevicius fue perdiendo la iniciativa en el primer tiempo en cuanto movió piezas en el equipo titular y acusó la intensidad y el juego físico del Maccabi, que fue imponiéndose en los duelos individuales.

Nivel físico e intensidad

Abrines se encargó de sumar también en el Barça, más allá de Tobey y Laprovittola, aunque el equipo azulgrana echó de menos más protagonismo de otros jugadores. En Tel-Aviv, Sanli estuvo apagado por las faltas personales. Tampoco Da Silva fue capaz de prolongar el estado de forma que mostró el domingo frente al Bàsquet Girona (16 puntos, 14 rebotes) y pasó desapercibido. Y Higgins, al que le costó entrar en juego, aunque cuando lo hizo resultó fundamental.    

El base de la selección española Lorenzo Brown, y el exBaskonia, Wade Baldwin demostraron, por su parte, que son el corazón del equipo israelí. Las piezas diferenciales, capaces de crear juego, dividir y generar su propia canasta. Ambos fueron creciendo en confianza y, después de que el Maccabi cediera el primer cuarto, el base campeón de Europa se encargó de cambiar las dinámicas con su acierto para dejar al cuadro de Kattash por delante en el descanso (43-40).

El nivel físico y la intensidad del juego subió varios enteros en la reanudación. El Maccabi mantuvo su apuesta por las penetraciones y el juego interior y eso dejó en una situación complicada al equipo azulgrana que vio como sus dos pívots, Sanli y Vesely, se cargaron y acabaron eliminados, igual que Tobey. Pero el Barça supo encontrar los puntos de Abrines, Satoransky y, sobre todo, de Higgins para mantener la iniciativa (61-62).

El protagonismo de Higgins en ese segundo mitad recordó la mejor versión del escolta azulgrana. Pero sus minutos del último cuarto fueron sublimes, porque no solo sumó en ataque, sino que ayudó, y mucho en defensa. El Barça, además consiguió secar por completo al Maccabi, un equipo de mucho músculo pero de sistemas pocos trabajados, y eso hizo que el parcial no parara de crecer en los últimos minutos a favor de los barcelonistas para prolongar su espléndida racha: 10 victorias en los últimos 11 encuentros.