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Entrevista

Nilofar Bayat: "A las afganas ni siquiera se les considera un segundo género"

La jugadora de baloncesto en silla de ruedas creció en Kabul en una familia poco tradicional lo que le permitió jugar y estudiar una carrera en un país donde los derechos de las mujeres les fueron arrebatados con la llegada al poder de los grupos fundamentalistas

Nilofar Bayat en el IES Medina Azahara momentos previos a su encuentro con el alumnado. Óscar Barrionuevo

Nilofar Bayat tiene 32 años. Cuando tenía dos, un cohete del régimen talibán alcanzó su casa en Kabul dañándole la médula espinal, algo que cambió por completo su vida. Creció en una familia poco tradicional lo que le permitió jugar al baloncesto y estudiar una carrera en un país donde los derechos de las mujeres les fueron arrebatados con la llegada al poder de los grupos fundamentalistas. Dos días después de que los talibanes entraran en Kabul en 2021, Bayat decidió salir de allí para salvar su vida. Actualmente vive en Bilbao donde juega en el club paralímpico Bibaideak. Bayat se comunica en inglés aunque poco a poco va aprendiendo castellano. Este miércoles ha visitado el IES Medina Azahara en un encuentro promovido por Amnistía Internacional.

No hace mucho la escaladora iraní Elnaz Rekabi fue detenida por el régimen iraní después de competir sin velo en un campeonato de su disciplina en Corea del Sur. ¿Qué opinión le merece este hecho?

Aprecio mucho el movimiento que existe actualmente en Irán, lo que las mujeres hacen allí, como lo que hizo Elnaz, es algo que todas las mujeres en todo el mundo apoyan como no puede ser de otra manera, pero creo que ese tipo de acciones no procurarían un gran cambio para las mujeres en Afganistán porque son cuestiones distintas. En mi país las mujeres luchan por sus vidas, por conseguir derechos básicos... mientras que las iranís salen a protestar por sus trabajos o libertades, porque ellas tienen sus vidas y sus derechos básicos pero en Afganistán las mujeres están sufriendo una guerra, abusos... pero valoro mucho a estas mujeres que desafían a sus gobiernos porque demuestran lo fuertes que son. 

Usted ha experimentado en primera persona lo que es vivir bajo un régimen fundamentalista como el talibán, sobrevivirlo. ¿Cómo es esa experiencia?

Todos sabemos bien que los talibanes son un grupo de terroristas. Llegaron de manera ilegal a Afganistán y, por tanto, son un gobierno fuera de la ley. Lo destruyen todo, todos los logros que ha ido consiguiendo el pueblo afgano. Sin embargo afecta más a la población femenina porque a ellas ni siquiera se les considera un segundo género, las mujeres afganas están fuera de la sociedad, apartadas. No tienen accesibilidad a ningún tipo de derechos: no pueden trabajar, no pueden estudiar en la universidad, no pueden viajar solas, ni siquiera pueden pasear solas por la calle o incluso ir a comprar lo que necesiten. Por supuesto no pueden protestar por la presencia talibán porque de forma inmediata estarían en peligro. Actualmente muchas mujeres han sido raptadas por talibanes sin que sus familias sepan dónde se encuentran. También se encuentran con otros problemas como no tener hombres que trabajen para sus familias por lo que la pobreza les acaba matando.

Usted pudo salir de su país gracias a la ayuda de un amigo suyo periodista pero, ¿se imagina alguna vez qué habría sido de usted de haber seguido en Kabul?

Sí, es muy duro cuando lo pienso porque tengo allí muchos amigos y lo han perdido todo. No tienen un futuro claro. Pienso que si siguiese allí estaría en malas condiciones, encerrada en casa sin actividades ni ingresos, con muchísimas dificultades.

Es usted la primera mujer afgana que juega en un equipo de baloncesto mixto, algo impensable en su país. ¿Cómo se siente?

Sí, cuando llegué a España simplemente pasó (ríe). Es un equipo masculino y solo somos dos chicas. Fue una novedosa y maravillosa experiencia a la que me tuve que acostumbrar porque aquí la pelota tiene otro tamaño y los jugadores son mucho más fuertes.   

 ¿Qué proyectos o retos tiene en mente?

Hay muchos pero siento que es mi responsabilidad dar voz a todas esas mujeres que siguen estando dentro de Afganistán sin sus derechos. Tengo que emplear esta oportunidad que tengo de viajar para trabajar por ellas sin que se olvide esta situación y conseguir que el mundo las apoye. 

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