Ni Países Bajos ni Ecuador ni Inglaterra, las tres selecciones que podían sellar el acceso a octavos con la segunda victoria de la competición, saldaron el reto. Los británicos tenían la oportunidad frente a Estados Unidos, un rival imbatible para ellos: nunca le han ganado en un Mundial, Ni en 1950 (0-1) ni en 2010 (1-1) ni tampoco en la cita de Qatar (0-0). Después del aplastante 6-2 sobre Irán, Inglaterra debió conformarse con un decepcionante empate que seguramente rebajará las apuestas por su candidatura. Le espera otro duelo fraticida frente a Gales en la última jornada para amarrar lo que dejó escapar por falta de empuje y de ambición. También de juego.

El disparo de Pulisic en el travesaño no fue un timo. Fue el más constante de todos los delanteros que aparecieron. Viejo conocido de la zaga inglesa por jugar en el Chelsea, anduvo vigilado más de cerca después para evitar que diera otro susto. Se encaminó el duelo hacia un desenlace en la estrategia ante la ausencia de alguien que aportara imaginación. Salió el gaseoso Grealish para explotar las debilidades del exazulgrana Sergiño Dest. Como su seleccionador no acababa de fiarse de él, lo cambió por Moore. Entró Rashford pero se asfixió sin espacio para respirar. Nadie encontró a Kane, que salió del área para tocar de vez en cuando el balón y solo apareció en el minuto 93 para cabecear muy mal. Nada hizo Inglaterra para merecerse la clasificación.