Poco le costó a Inglaterra certificar el pase a los octavos de final. La rivalidad con Gales no ejerció ningún efecto ni supuso dificultad alguna. Sudó poco y sufrió menos para ganar, ante su vecino, venido a menos estrepitosamente. Solo con activar una marcha más tras el descanso, con tres carreras le bastó para ir a buscar el cruce con Senegal.

Gareth Bale se marchó sin pena ni gloria de la élite, donde todavía estaba simplemente por acompañar a Gales a un Mundial 64 años después. Creyó merecerse ese último baile y lo que hizo fue meramente de acompañamiento. Desapareció sin dejar rastro, en el anonimato de una sustitución durante el descanso.solo le faltó un poco de puntería y una pizca de suerte.