Rubén Baraja monta un circo y le crecen los enanos. Y lo peor es que el circo no lo ha montado él, sino Meriton, pero las consecuencias las paga el Pipo y sus futbolistas. Ayer la peor noticia fue la derrota ante el Betis por 3-0, acompañada de una nueva pésima imagen sobre el terreno de juego. Pero no fue la única, y es que la plaga de lesiones sigue extendiéndose. Algo lógico teniendo en cuenta que la escasa profundidad de la plantilla hace que los futbolistas acumulen un volumen de minutos impropio.
Ayer el desafortunado fue Mouctar Diakhaby. El francés es uno de los indiscutibles en el equipo y su cuerpo dijo basta. En el tramo final del choque, en una carrera para evitar que Abde hiciera el cuarto gol verdiblanco, Mouctar se rompió llevándose la mano a la musculatura isquiotibial. La imagen fue ganando gravedad, sobre todo cuando las cámaras captaron a miembros del club sacándolo del campo en brazos porque no podía apoyar por sí mismo. Durante esta semana se someterá a pruebas para conocer cuál es el alcance de su lesión.
Con todo ello, si hay un equipo que está esperando el segundo parón internacional es el Valencia CF. Por dinámica, por estado de ánimo y por necesidad de recuperar futbolistas. Ante el Mallorca el próximo fin de semana será de nuevo, una convocatoria plaga de futbolistas el filial. Tras el parón Baraja recupera algunos de sus hombres.
Un fichaje fuera de lugar
Más allá de lesiones, el partido del Betis mostró otra cosa. Y es que Cenk Ozkacar, de momento no está ni cerca de justificar el precio de cinco millones de euros que se pagó por él este verano. El contexto del Valencia, además, no solo no ayuda sino que perjudica. La pésima planificación deportiva de Layhoon, Corona, Solís y compañía ha provocado que Rubén Baraja no disponga de una plantilla en condiciones para competir en Primera División y que tenga que hacer malabares para armar un once.
De momento, la solución a las bajas de Gayà y Jesús Vázquez en el carril izquierdo es Cenk. El partido de ayer ante el Betis no hizo más que confirmar que el defensa no está preparado para rendir en esa demarcación. El Betis lo sabía y su plan fue muy evidente. Descarado incluso. Cada vez que la defensa conectaba con el centro del campo la consigna de Pellegrini era la de buscar al joven Diao para buscarle las cosquillas al turco. Vaya si lo hizo. Tanto él como Bellerín y también Isco. Esa banda fue un filón para el Betis. Eso sí, en la segunda mitad Cenk se rehizo mínimamente y sufrió menos.