Levante UD | Previa
Abanca-Riazor, 8 años después
El Levante UD empató de forma épica en su última visita al Deportivo para huir del descenso, donde hoy se juega muchas aspiraciones de ascenso directo
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El Levante mira al futuro con la sensación de que tiene motivos para creer en un ascenso a Primera División. Su dinámica de resultados y su rendimiento sobre el césped colocan a los de Julián Calero como uno de los candidatos a competir en la élite del fútbol español el próximo curso. Nadie sabe lo que deparará el mañana, pero en Orriols, si hay ganas de volver a la máxima categoría, es porque su anterior viaje tuvo momentos inolvidables, a través de partidos memorables, un estilo tendencioso y triunfos para la eternidad levantinista. No obstante, si volver no es fácil, mantenerse tiene niveles de dificultad similares. En un contexto superior, pero igual de complicados. Lo experimentó el Levante cuando regresó a Primera División tras arrasar en la temporada 16/17.
Con la ilusión de los que sueñan con volver a Primera, el Levante viajó a La Coruña para enfrentarse esta tarde al Deportivo de La Coruña en Abanca-Riazor. Numerosos son los estadios por lo que ha paseado sus colores el club granota en las últimas temporadas, pero, para remontarse a la última vez que pisó el campo deportivista, hay que remontarse a 2018. De hecho, en dos días, se cumplen ocho años de aquella mañana en Riazor que marcó un antes y un después en el futuro del Levante. Es cierto que la insuficiencia de resultados positivos permaneció y se llevó por delante a Juan Ramón López Muñiz, pero de no ser por una reacción heroica, cosechada en un abrir y cerrar de ojos, aquel equipo hubiera perdido moral en su pelea por la salvación.
Aquel 27 de enero de 2018, el Deportivo de La Coruña, sin practicar un fútbol brillante, golpeó al Levante en el primer tiempo endosándole un 2-0 y llevándolo a puestos de descenso a Segunda por primera vez en la temporada 17/18. El paso de los minutos, y la ausencia de soluciones pese a que los levantinistas, en términos estadísticos, hicieron mejor partido, encendió las alarmas y preocupó a una parroquia que, cuando empezó a asumir la derrota, presenció dos chispazos que le valieron para salvar un punto. Ivi, cuya etapa en el Levante se recuerda por su gol en el Santiago Bernabéu y por un talento que sobrevivía a base de fogonazos, marcó, en un abrir y cerrar de ojos, dos tantos que desataron la locura en el levantinismo. Del 2-0 en el 81’, al 2-2 en el 83’ y al alivio de un Levante que se salvó de caer a una zona de descenso que no pisó en todo el curso.
Ocho años después, no queda prácticamente nada de esa mañana en tierras gallegas. El deportivismo, es más, ha vivido una semana cargada de emociones después de que su referente por excelencia haya concluido su etapa en Abanca-Riazor, dos años más tarde de bajar a 1ºRFEF para devolver a su club al fútbol profesional. No obstante, la permanencia de Yeremay, tras la amenaza de grandes equipos del continente, entre ellos el Chelsea y el Napoli, para abonar su cláusula de rescisión, alivia a una parroquia que quiere engancharse a la pelea por la promoción de ascenso a Primera. En esa lucha está en Levante, fuerte entre los oponentes tras vencer de manera apoteósica al Granada y con novedades en sus filas. Álex Forés, refuerzo para la punta de lanza, ya es uno más para los de Julián Calero, que pierden a Ángel Algobia, lesionado nuevamente del sóleo de su pierna izquierda, y a Giorgi Kochorashvili, quien arrastra molestias en el tobillo que le han impedido viajar a A Coruña. n
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