Juicio del beso de Rubiales

Vilda asegura que fue a hablar con el hermano de Jenni Hermoso, "pensando en el futuro", no porque se lo pidiera Rubiales

La fiscalía y las acusaciones que ejercen la jugadora y la AFE elevan a definitivas su petición de dos años y medio de cárcel para Rubiales y año y medio para el resto de acusados

El exdirector deportivo de la masculina declara que solo fue a hablar con la jugadora por la amistad que les unía y el marketing que se le juzga por hacer su trabajo

Jorge Vilda, sobre Jenni Hermoso: "Igual tendría que haberle preguntado cómo estaba"

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Ángeles Vázquez

Ángeles Vázquez

Madrid

El que era entrenador de la selección femenina durante el Mundia de 2023, Jorge Vilda, aseguró en el juicio por el beso que Luis Rubiales dio a Jenni Hermoso al término de la final del Mundial de 2023, que habló en el avión con el hermano de la jugadora, Rafael Hermoso, por "voluntad propia" sin que se lo hubiera pedido el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, sino porque "pensaba en el futuro" y "en la selección", "para normalizar la situación" por la repercusión mediática que estaba adquiriendo lo que había ocurrido en la entrega de medallas y que eclipsaba el importante triunfo conseguido.

Según su versión, avisó a Rubiales de que había hablado con Rafael Hermoso, lo que pudo confundir al exvicepresidente de la Federación Rafael del Amo, que a diferencia de los acusados, declaró que en el avión se palpaba la preocupación por lo sucedido con reuniones donde se sentaba Rubiales y conversaciones para convencer a Hermoso de que hiciera un vídeo que quitara hierro al beso. Tampoco la conversación con el hermano de Jenni coincide con lo que este declaró ante el juez central de lo Penal, José Manuel Fernández-Prieto. Negó haberle recordado la edad de la jugadora y haberle hablado de la posibilidad de que luego se incorporara a la Federación. El acusado sostiene que Hermoso le contestó que el beso había sido algo "anecdótico" y que hablaría con su hermana para intentar convencerla de que saliera a apaciguar la repercusión mediática suscitada.

Vilda, que solo accedió a responder a la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, y a las defensas, explicó que le transmitió su "preocupación por lo que podía suponer esa carga mediática para Jenni" y en ningún caso le advirtió de "consecuencias personales y profesionales", como declaró Rafael Hermoso. No obstante, admitió haber oído hablar del beso en el mismo campo, tras la victoria, aunque la celebración opacó los comentarios y que él estaba preocupado por su hija que tuvo que ser atendida por dolores abdominales. Acabó lamentando no haber hablado con la propia jugadora, que durante su declaración en el juicio admitió estar "dolida" con él por ello. "A nadie se le encendió una luz de alarma de que algo había pasado allí fuera de lo que estaban publicando los medios", se justificó el exentrenador.

A definitivas

La fiscal y el resto de acusaciones, la que ejerce la propia jugadora y la que actúa en nombre de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), elevaron a definitivas sus conclusiones provisionales, así que solicitan una condena de año y medio de prisión para el exseleccionador, el exresponsable de marketing Rubén Rivera y el exdirector de la Selección masculina Albert Luque por coaccionar a Jenni Hermoso para que exculpase públicamente a Rubiales y afirmase que el beso fue consentido, restando importancia al episodio. Para el expresidente de la Federación piden dos y medio de cárcel al sumarle el delito de agresión sexual.

Luque, que solo accedió a responder a su abogado, Jorge Navarro, también negó lo manifestado por la amiga de Hermoso que la acompañó a Ibiza, Ana Ecube, y sostuvo que solo fue a hablar con la jugadora por la amistad que les unía, no en nombre de la Federación. Explicó que él no tenía capacidad para prometer trabajo en la RFEF y ni siquiera sabía a qué se dedicaba Ecube -que "podía ser paracaidista", llegó a decir en el juicio-, pese a que ha jugado en el Barça y en el Atlético de Madrid y en la actualidad es entrenadora en Arabia Saudí.

Sostuvo que Jenni le había pedido numerosos favores, como vestidos para entrevistas y acceso a locales de moda, y que él tenía "cero" ascendente en relación con la selección femenina, porque siempre se ha dedicado a la masculina. Lo único que admitió fue que los whatsapp que envió a Ecube llamando a la jugadora "malísima persona", le deseaba que se encontrara "muy sola en la vida" y le anunciaba que "se alegraría" de que así sucediera fueron "desafortunados".

Por su parte, Rubén Rivera, que también contestó solo a su letrado, Joaquín Jiménez, sostuvo que se sienta en el banquillo únicamente por "hacer su trabajo" y, en concreto, por pasarle su teléfono a Jenni Hermoso para que hablara con el que era director de integridad, Miguel García Caba, que trataba de localizarla para que participara en el informe que se preparó para exculpar a Rubiales. En su declaración de este martes, el expresidente de la RFEF ya negó haber pedido "ni directa ni indirectamente" cualquier presión contra Hermoso y se declaró "totalmente seguro" de que ella le autorizó a darle el beso, por la "ternura" que le inspiró que hubiera fallado un penalti.

Rivera declaró que le pidió a Jenni Hermoso el móvil para cargarlo para que estuviera disponible cuando le llamaran para participar en una videoconferencia, y que la jugadora se lo dio sin problema, por lo que no pudo ser insistente, como declararon numerosos testigos en el juicio. Definió su trabajo en la Federación como el de "admirador, amigo, esclavo y siervo de las jugadoras", comparándose así con el papel de Fernando Galindo que interpretó José López Vázquez en la película 'Atraco a las tres'. "Si querían bikinis, les traía bikinis, si querían más ostras en la cena, se las conseguía", puso de ejemplo. Aseguró que él no podía negarse a tratar de poner en contacto a "directivos de la Federación", como García Cava y el propio Luque, con la jugadora, porque él trabaja para el organismo, y de no hacerlo podía haber acabado acusado por ello.

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