EL ANÁLISIS
La defensa del Barça: tantos goles como culpables
Los siete tantos acumulados en la eliminatoria diluyen la responsabilidad de la derrota, aunque Araujo se marchó de Milán señalado

Eric e Iñigo se exclaman al ver la pantalla que mira Marciniak con el penalti de Cubarsí. / Javi Ferrándiz

Las derrotas siempre ofrecen culpables, por muy heroicas y elegantes que sean. No iba a ser menos la que expulsó al Barça de Europa. La exagerada cantidad de goles encajados, siete en el cómputo de la eliminatoria, arroja con generosidad varios responsables, pero también diluye la condena entre muchos. Incluso con el árbitro Szymon Marciniak, recordaron desde el vestuario azulgrana.
La porción más grande se le atribuye a Ronald Araujo, otrora valladar inexpugnable de la defensa y relegado a suplente desde la llegada de Hansi Flick. Entre otras razones, porque el entrenador alemán le conoció lesionado en junio y no le devolvió al campo hasta enero. El uruguayo sustituyó a Íñigo Martínez, amenazado con una tarjeta, y salió en la foto de los dos goles que remontaron la remontada del Barça.

Ronald Araujo pugna con Marcus Thuram durante el partido del martes en San Siro. / MARCO BERTORELLO / AFP
"La suerte del delantero"
Nada tuvo que ver Araujo en el 1-0, con el robo de balón a Olmo y la colada libre de Dumfries entre Cubarsí e Iñigo, y nada tuvo que ver en el penalti de Cubarsí a Lautaro. No estaba en el campo. Sí tuvo que ver su escasa determinación para impedir u obstaculizar el remate de Acerbi, el central italiano de 37 años que buscaba en el árera azulgrana el milagro en el minuto 93, y en la falta de vigor para impedir que Marcus Thuram le desbordara por la línea de fondo en el 99.
Araujo esgrimió "la suerte del delantero" en el primer gol, "que la mete justito ahí", para replicar su presunta falta de contundencia. En el segundo aceptó que "en el uno contra uno tengo que estar mejor", y compartió su responsabilidad con los demás: "Si haces coberturas, puede solucionar esa jugada". Era irrebatible, en cambio, que la conocida debilidad defensiva fulminó al Barça.

Davide Frattesi celebra el cuarto de gol del Inter en la prórroga de la semifinal frente al Barça. / MARCO BERTORELLO / AFP
Algo parecido a lo que sucedió en el 4-4 copero con el Atlético: el Barça se vio 0-2 abajo, marcó cuatro goles y acabó empatando. En San Siro era la cuarta vez que el cuadro azulgrana encajaba cuatro goles –las otras fueron el 4-2 en Pamplona y el 4-5 de Lisboa con el Benfica– y la más irreversible: la despedida de la Champions.
De palo a palo
El drama se fraguó en 42 segundos: los que mediaron en el tiro al poste de Lamine Yamal que habría significado el 2-4, a falta de tres minutos para el final (del 92 al 95), y el salto fallido de Cubarsí con Thuram más la inocencia de Gerard Martín con Dumfries, que centró el balón hacia Acerbi. Dos palos que noquearon al Barça, incapaz de levantarse en la prórroga pese a que dispuso de ocasiones para empatar otra vez.
Lamine Yamal pudo sentenciar con el tiro al palo que habría supuesto el 2-4, pero a los 42 segundos Acerbi les envió a la prórroga.

Gerard Martín, en primer término, desolado al final del encuentro. / Javi Ferrándiz / SPO
Goles de los laterales
Los siete goles orientan la mirada a la fórmula defensiva del equipo, pero los defensas resultaron fundamentales para que el equipo reaccionara nuevamente a un marcador adverso.
Eric marcó el 2-1 y luego falló un gol clarísimo. En ambas ocasiones recibió sendos centros de Gerard Martín, el otro lateral. Los dos sustituían a Jules Koundé yAlejandro Balde, los titulares en esas demarcaciones, y los dos jugarán ante el Madrid el domingo, en el segundo plato fuerte de la semana. Andreas Christensen es el otro defensa, de los nueve que tiene Flick en nómina, que no jugó en Milán.

Cubarsí y Eric celebran el gol de este último, el momentáneo 2-1. / Javi Ferrándiz / SPO
La mitad de la mitad
El Barça acumuló en la ahora triste eliminatoria un total de 41 remates al marco de Yann Sommer, reconocido como uno de los héroes locales, de los que 20 fueron bien dirigidos, y marcó 6 goles; el Inter necesitó la mitad de intentos (20, 10 bien dirigidos) y obtuvo 7 goles. Dos de ellos de córner y uno de penalti. Szczesny no fue tan relevante como su colega.
"Hay cosas que no están en nuestras manos", lamentó Martín en las redes sociales. Aludía a Marciniak. También apeló a él Flick, admitiendo a la vez que no era una excusa a la eliminación. La autocrítica es el primer paso de la recuperación.
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