Punto de inflexión. Después de cinco años de crecimientos consecutivos, con cifras de record como las registradas en el año 2017, la industria italiana fabricante de maquinaria cerámica, líder mundial en su especialidad y por tanto termómetro de cómo está el negocio cerámico en general, ha cerrado el año 2018 en cifras negativas. Concretamente con una caída de la facturación del 3,1 %. Detrás de este retroceso está el frenazo en los pedidos de las empresas de la Unión Europea, entre las que destacan las españolas, así como las estadounidenses, entre otros mercados.

Así lo acaba de dar a conocer la patronal del gremio, Acimac, en su balance anual. Unos resultados que, sin ser catastróficos, sí ponen de manifiesto el proceso de ralentización en el que se encuentran las principales economías mundiales, que con ellas arrastran a sectores de la construcción, e, irremediablemente, al azulejo.

«Hemos visto una desaceleración en las economías de muchos países desde mediados del año pasado, incluido el estancamiento generalizado en la construcción, un sector al que estamos estrechamente aliados», indica el presidente de Acimac, Paolo Sassi. Añade que «en los últimos cinco años, nuestros clientes han realizado importantes inversiones en la renovación de sus plantas de producción, por lo que solo cabía esperar una caída en los ingresos».

Las ventas globales de todos los sectores en los que mantiene su actividad las empresas asociadas a Acimac (cerámica, sanitarios, preparación de arcillas, tejas y ladrillos, materiales refractarios€) alcanzaron los 2.158,1 millones de euros en 2018, frente a los 2.237,1 millones de euros de 2017, lo que representa una caída del 3,5 %. Del conjunto de las líneas de negocio, el de las firmas fabricantes de pavimentos y revestimientos cerámicos es el 86,5 % del total, 1.867 millones, cantidad que a su vez representa un retroceso frente al hito histórico alcanzado en 2017, cuando fueron 1.927,1 millones de euros. Es decir, el descenso fue del 3,1 %.

El origen de este descenso hay que buscarlo en el frenazo de las compras por parte de los empresarios españoles, que han culminado la carrera por la modernización de sus plantas en la que llevan inmersos en los últimos años.

El presidente de la patronal cerámica española Ascer, Vicente Nomdedeu, lleva meses alertando del proceso de enfriamiento en las ventas del sector en términos generales.