El Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) ha cumplido medio siglo de historia y su director, Gustavo Mallol, hace un balance del papel que ha jugado -y juega- el centro tecnológico en la evolución de la industria cerámica española. Para Mallol, el ITC ha sido, a lo largo de sus 50 años, no solo un generador de innovación con sus más de 1.000 proyectos desarrollados, sino también una fuente de formación e información para los profesionales del sector.

¿Qué ha aportado el ITC a la evolución del sector cerámico en sus 50 años de historia?

Principalmente ha actuado como motor de generación de innovación para las empresas del sector cerámico español, a través fundamentalmente de la realización de acciones de investigación y desarrollo, asesoramiento tecnológico y formación. Además de los más de 1.000 proyectos de I+D desarrollados en estos años, la labor que pienso más ha aportado a la evolución del sector cerámico en estos 50 años es la de Formación.

Durante estos 50 años se han organizado alrededor de 500 cursos de formación para actualizar y poner a punto los conocimientos de los técnicos de las empresas; además, se ha impartido docencia en la titulación de Ingeniería Química, especialización en Tecnología Cerámica, desde su implantación en la Universitat Jaume I, de Castelló; habiendo formado casi 900 ingenieros superiores, la mayoría de los cuales está trabajando en las empresas cerámicas. Esa es la savia que ha propiciado el milagro de la evolución de ese sector en los últimos años.

¿Cuáles han sido los principales hitos conseguidos por el ITC?

Inicialmente se abordaron el conocimiento de las materias primas y se sentaron las bases de la formulación de las composiciones, tanto del soporte como de las fritas y los esmaltes. Posteriormente el centro incorporó conocimiento en temas relacionados con la mejora y acreditación de la calidad del producto y el diseño del mismo, con la aparición de Alicer. La sostenibilidad, el análisis de defectos y el análisis de las diferentes etapas del procesado de las baldosas cerámicas desde un punto de vista ingenieril, convirtieron al centro, a finales del siglo pasado y principios de este, en una referencia mundial en tecnología cerámica. Desde la primera década de este siglo hasta la actualidad se han ido incorporando conceptos como el hábitat, la vigilancia tecnológica, la automatización de los procesos, la energía y la industria 4.0. Fruto de toda esta labor son las más de 50 tesis doctorales presentadas, 67 Patentes, casi 700 artículos publicados en revistas especializadas y alrededor de 1.000 comunicaciones a congresos.

¿Qué papel debe jugar, a partir de ahora, el ITC en el progreso tecnológico e investigador del sector cerámico español?

Nuestro papel es el de estar al lado del sector cerámico ayudándole a afrontar sus retos con nuestro conocimiento, por eso hemos creado nuevas estructuras y permanentemente afrontamos nuevas líneas de investigación, acordes con las necesidades de la industria, a través de nuestros sistemas de inteligencia competitiva e instrumentos como Vigilancer, por ejemplo, tratamos de ver las oportunidades de mercado que puede tener el sector para abrirse a mayor negocio, sea con aplicaciones cerámicas en urbanismo, en edificación, en producto personalizado, en el desarrollo de nuevos materiales, entre otros. Sin perder de vista la implantación de la digitalización de la industria y los retos que supone el desafío medioambiental.

¿El ITC contempla la posibilidad de colaborar con empresas cerámicas de otros países?

Desde que comenzamos a trabajar en proyectos europeos, allá por los años 90, con el proyecto Euroceram, y hasta la fecha, llevamos colaborando con empresas y otros centros de investigación internacionales en numerosas acciones de I+D+i.

Es decir, colaboramos y nos agrupamos en la investigación de problemáticas comunes que interesen al sector cerámico español. Nosotros siempre vamos a estar al lado de nuestro sector cerámico.

El ITC ha inaugurado recientemente un nuevo centro de investigación. ¿Qué unidades de investigación existen actualmente y hacía qué otras se quiere crecer?

En el nuevo centro, ubicado en Almassora, estamos trabajando, principalmente, en la implantación de la estrategia 4.0 en la industria: el reto de la digitalización es esencial para crecer y aumentar la competitividad, así como las aplicaciones cerámicas en el hábitat, entendiéndolo tanto en el aspecto del interiorismo, como el del urbanismo?

También estamos trabajando firmemente en la introducción de la cerámica en la ciudad, y también en centros públicos, oficinas, grandes superficies? realizando estudios sobre el producto acabado y desarrollando en todo lo posible las herramientas de Inteligencia competitiva que ayuden al sector a crecer y a ser un referente mundial en innovación.