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Tribuna

El PVL de Riba-roja, en situación crítica

El PVL de Riba-roja, en situación crítica

El Parque Logístico de València (PVL), situado en Riba-roja y adscrito a la Generalitat a través del ente público EVHA, se ha convertido a lo largo de sus diez años de funcionamiento en una instalación estratégica para el transporte de contenedores por carretera con origen o destino en el puerto de València. Allí se ubican cuatro de los seis depósitos de contenedores que atienden la actividad de recogida, tratamiento, almacenaje y entrega de los contenedores vacíos.

Se trata de un proyecto que sirvió en su día para desalojar a estos depósitos de otra ubicación en las inmediaciones del puerto de València (la zona logística de Fuente de San Luis junto a la V-30), que se consideraba necesaria para otros fines, suponiendo un importante esfuerzo económico tanto para los ciudadanos, realizado a través de la Administración autonómica con expropiaciones y acondicionamiento, como para los titulares de las instalaciones reubicadas y también para los transportistas que tuvieron que asumir en buena medida un coste extra importante por la mayor distancia que suponían los traslados de estos contenedores a esta nueva ubicación más alejada del puerto. Después de estos años de éxito de la infraestructura que han servido para que muchos se colgaran medallas con mayor o menor fundamento, no pueden dejar de señalarse determinadas dificultades que han derivado en una situación que puede llegar a ser crítica para muchos de los usuarios del parque.

Para empezar, debe destacarse que durante esta década la zona en la que anteriormente se ubicaban los depósitos ha permanecido ociosa sin ningún tipo de aprovechamiento, lo que resulta especialmente grave teniendo en cuenta su situación estratégica junto al puerto y, por tanto, las múltiples posibilidades y utilidades que hubieran podido favorecerse con especial eficiencia, sin ir más lejos el hecho de haber podido prolongar la estancia de los propios depósitos durante por lo menos estos diez años.

Pero los problemas estructurales del parque son especialmente preocupantes ya que su diseño y accesos hacen inviable a diario la atención adecuada del tráfico pesado que tiene que utilizarlo para la recogida y entrega de los contenedores vacíos. El parque y los depósitos allí instalados no absorben de manera eficiente a los vehículos que acuden a las instalaciones para realizar los servicios. Es frecuente tener que soportar esperas de dos y tres horas para cargar o descargar el contenedor que trasladan.

Para el transporte estas ineficiencias son inasumibles y es creciente el malestar entre conductores y empresas de transporte, sin que nadie quiera hacerse cargo del problema. Ni los operadores que contratan esta actividad, ni los depósitos, ni la Autoridad Portuaria, ni el Ayuntamiento de Riba-roja, ni la Administración autonómica que parecen sentirse cómodos con que sean los transportistas los que sufren los perjuicios. Por tanto, creo que es hora de exigir que se asuman responsabilidades y se dé solución a un problema que lejos de solucionarse, se agrava con cada día que pasa.

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