La actividad económica necesaria para que la sociedad actual pueda acceder a bienes y servicios presenta un balance en la mayoría de los casos negativo en cuanto a su interacción con el medioambiente. Los diferentes procesos productivos convierten materias primas en productos finales que sirven a la sociedad para alimentarse, dotarles de energía, proporcionarles infraestructuras, etc. La escasez de estos recursos siempre ha sido uno de los elementos clave a resolver por la economía. El comercio internacional creciente, la tendencia al alza del comercio electrónico y la apuesta por los modelos productivos intensivos en consumo nos enfrenta a innumerables problemas desde un enfoque ambiental, social y económico.
El concepto de economía circular ofrece parte de la solución a estos problemas apostando por un modelo sostenible centrado en beneficios positivos para la sociedad mediante la redefinición del crecimiento basado en estrategias de valorización de productos, materiales y recursos durante el mayor tiempo posible, reduciendo así la generación de residuos. En una definición más amplia, sugiere un esquema de colaboración entre los sectores para minimizar el impacto de su actividad económica gracias a la compartición de activos, apuesta por servicios de alquiler, reparación, valorización, mercados de segunda mano, patrones de simbiosis industrial, etc., no tan centrados en residuos.
Como ejemplos concretos podrían citarse el uso de materiales de dragado para fabricar ladrillos, reacondicionar playas y para la fabricación de cemento; la reutilización de los metales provenientes del desguace de barcos para uso en construcción civil; intercambios de excedentes y residuos entre empresas del puerto para reducir compras nuevas; reciclaje de ruedas para hacer parques infantiles, guardarraíles seguros para motoristas, defensas en los muelles o firme con menos impacto sonoro para los accesos terrestres de los puertos; uso de energía sobrante de instalaciones logísticas para calentar el agua de piscinas municipales o para alumbrar áreas urbanas cercanas; alargamiento de grúas portacontenedores para evitar comprar nuevas unidades, tratamiento de aguas de sentina de barcos para generar combustible para maquinaria agrícola, uso de residuos de cruceros para generar compost, etc.
Los puertos son lugares realmente fascinantes donde se unen la actividad económica, la logística y los servicios. Su papel centenario en el fomento del bienestar y el comercio entra ahora en una era completamente nueva, definida por el cambio climático y la necesidad de un valor añadido sostenible junto con nuevas formas de logística. Gracias al proyecto LOOP-Ports - Circular Economy Network of Ports" coordinado por la Fundación Valenciaport y financiado por el European Institute of Innovation and Technology (EIT) a través de EIT Climate-KIC ( www.loop-ports.eu ), se han identificado 213 prácticas de economía circular en los principales 480 puertos de la UE, entre ellos los gestionados por la APV.
