«Nos ha parecido extraño». Así califica el presidente de la Autoridad Portuaria de València (APV), Aurelio Martínez, la marginación de esta ciudad por parte del Gobierno de Aragón durante su reciente participación en el Salón Internacional de la Logística (SIL) de Barcelona, donde expuso una oferta propia en la que no figuraba la conexión ferroviaria con la capital del Túria que conectaría esta última con Zaragoza y, más allá, con las autonomías del Cantábrico. La queja expresada por Martínez a este diario se sustenta en dos motivos fundamentales. Por un lado, el hecho de que la APV «ha hecho una apuesta importante por Zaragoza y su zona logística, hasta el punto de que hemos aportado de nuestros presupuestos 90 millones de euros a Adif para el corredor cantábrico». Además, «hemos apoyado la reivindicación aragonesa de la conexión con Francia a través de Canfranc». Pese a la extrañeza que expresa a este diario el presidente del puerto, Martínez se muestra convencido de que se trata «de un olvido malintencionado» y expresó su convencimiento de que «Aragón cuenta con València como puerto de salida histórico».
Sin embargo, según otras fuentes, parece haber mucha estrategia tras la citada presentación. En el fondo, hay que tener en cuenta, también, la indudable batalla entre los dos principales puertos españoles del Mediterráneo. Sí: València y Barcelona. El primero cuenta con una baza determinante y es que se ha convertido en la ruta de salida y entrada del tráfico con origen y destino Madrid, una autonomía uniprovincial que se dirige hacia el liderazgo español en términos de PIB. En detrimento de Cataluña.
Las fuentes consultadas aseguran que el departamento de Infraestructuras de Aragón parece apostar ya abiertamente por la conexión ferroviaria con Barcelona, lo cual tiene dos implicaciones. Por un lado, canalizar el tráfico del norte que va hacia el Mediterráneo por la capital catalana. Por el otro, excluir a València, pese a la inversión de esta en el corredor cantábrico. Las citadas fuentes confían en que esta fórmula no sea exclusiva y que Aragón siga apostando también por este último corredor porque le interese no depender solo de Barcelona.
Sin embargo, en la ecuación aragonesa también ha aparecido Algeciras, a cuyo puerto le ha ofrecido convertir a Zaragoza en la vía de entrada a Francia por el llamado corredor central, que pasa por Madrid. Se trata de una ruta que elude el corredor mediterráneo y que Barcelona, pese a sus manifestaciones a favor de esta última infraestructura, apoya decididamente. Y es que, aunque la instalación gaditana fundamentalmente se dedica al transbordo de mercaderías y es residual su participación en el tráfico import/export que se distribuye por España -el terreno que dominan Barcelona y València-, si se potencia esa ruta el gran damnificado será el puerto valenciano y el más beneficiado, el catalán, que, pese a su mayor distancia con Madrid, encontraría en esta vía una opción cierta de «robar» parte del tráfico que la capital mueve a través del recinto valenciano.
