Los modelos energéticos de los puertos que apuestan por la electrificación de sus muelles, combinando la de origen fotovoltaico y eólica así como el uso del hidrógeno, se impon en los grandes emplazamientos del Mediterráneo del transporte marítimo de mercancías y personas. Es el caso de València y de Barcelona. Las Autoridades Portuarias que presiden Aurelio Martínez y Mercè Conesa, respectivamente, se ponen las pilas y acaban de iniciar una carrera para ver quién desarrolla primero ambiciosas iniciativas en materia medioambiental. Las inversiones, en ambos casos, se sitúan entre 50 y 60 millones de euros durante el próximo lustro.
En aras las descarbonización y el incremento de las fuentes de energías renovables, los dirigentes portuarios de València y Barcelona trabajan a marchas forzadas para que los buques (de mercancías, cruceros o ferris) se puedan conectar a la red eléctrica cuando amarren y paralicen sus motores de combustión. Dejarán así de generar emisiones contaminantes para el medio ambiente. La quema de fuel en los motores genera emisiones de dióxido de azufre (SO2) y también óxidos de nitrógeno (NOX) muy dañinas para la salud. Pendientes de los trámites burocráticos, tanto el Puerto de València como el de Barcelona quieren aumentar la potencia de sus respectivas redes eléctricas que llegan hasta sus instalaciones.
La dirección del enclave barcelonés quiere que Red Eléctrica de España (REE) apruebe la ampliación de la potencia para poder contar con seis conexiones con un consumo de 102.500 Megavatio-hora (MWh) a lo largo del año. Eso requiere, en una primera fase, una inversión de entre 15 y 20 millones de euros. También Valenciaport sitúa entre sus objetivos prioritarios construir una nueva subestación eléctrica -pendiente ahora de superar permisos de Medio Ambiente tras desbloquearse el expediente en la Conselleria de Economía- que contará con una potencia de hasta 40 MW en total, si bien se realizará en dos etapas de 20 MW cada una, y supondrá una inversión de aproximadamente ocho millones de euros.
Combinación con el gas natural
Tanto Barcelona como València están realizando una importante apuesta por sustituir progresivamente el uso de combustibles fósiles convencionales en sus recintos por otros más limpios como el Gas Natural Licuado (GNL) o el hidrógeno.
Por lo que respecta al gas natural, el de València, de la mano del Grupo Molgas Energy, ha construido una gasinera que permitirá desde finales de 2019 ofrecer servicios de repostaje a buques de GNL a través de una instalación fija. Este centro le convertirá en el primer puerto español en ofrecer este tipo de repostaje desde tierra a buques propulsado por gas. En cuanto al hidrógeno, la APV participa en el proyecto H2PORTS, que permite demostrar la viabilidad del uso de este combustible en instalaciones portuarias, en concreto, en las terminales de MSC y Grimaldi de València. El de Barcelona ha creado una infraestructura de suministro de gas natural que ya han empezado a utilizar algunos cruceros. El gas permite reducir hasta un 80% las emisiones de NOx.
Eólica y fotovoltaica
Y para poder cumplir el objetivo de ser autosuficiente energéticamente, la APV también apuesta por el uso de energías renovables en sus diferentes muelles y terminales como la eólica y la fotovoltaica. De hecho, Valenciaport trabaja en un proyecto para la instalación de una planta eólica que albergará unos 7 generadores. En una primera fase podrían generar entre 12 y 16 MW. El coste de esta instalación ascendería a 1,1 millones de euros por megavatio instalad0. En España, Bilbao ya cuentan con aerogeneradores en su puerto comercial.
En el caso de la energía fotovoltaica, la entidad presidida por Aurelio Martínez prevé licitar una instalación de aproximadamente 800 Kwh de energía solar dentro de su área, con un coste estimado de cerca de 600.000 euros.
