Pese a la longitud de su costa en el mar Mediterráneo, la Comunitat Valenciana es una potencia pesquera mediana en España, como pone de manifiesto que su flota esté integrada por 567 buques. Esa cifra la sitúa por detrás de Cataluña (683), Canarias (786), Andalucía (1.442) y, a una distancia ciertamente sideral, Galicia (4.400). Esta última autonomía acapara prácticamente la mitad del total nacional, donde el número de embarcaciones al cierre de 2018 alcanzaba las 8.972 unidades. No obstante, al mismo tiempo, la flota valenciana es de las de mayor tamaño del país, dado que la eslora media de sus buques se sitúa en los 14,88 metros, una cifra solo superada por los 30,15 del País Vasco (200 embarcaciones) y los 17,25 de Cantabria (133), según el informe del sector pesquero español de 2019 publicado por la Confederación Española de Pesca (Cepesca).
El documento, que no aporta un desagregado autonómico en ningún otro parámetro de esta actividad, constata el declive (o la concentración, según se mire) en este sector. Así, la flota pesquera ha perdido en los últimos doce años un total de 4.359 barcos. Solo entre 2016 y 2018, el número de buques pesqueros se redujo en 327 unidades. En ese último ejercicio, la cifra de desguaces ascendió a 174. La reducción se ha producido en todas las artes. Los 1.594 buques arrastreros de 2006 son ahora 922, los cerqueros han bajado de 803 a 579, los palangraneros, de 534 a 371, y los que utilizan artes menores, artes fijas y redes de enmalle han pasado de 10.400 a 7.100.
La reducción, aunque no tan intensa, también se ha trasladado al empleo pesquero. Al finalizar 2018, el número de trabajadores ascendía a 31.473 personas, según Cepesca, lo que implica que España acaparó el 20,66 % del empleo del sector en la Unión Europea, que llega a las 152.331 personas. El informe achaca la mencionada disminución a la Política Pesquera Común y detalla que en 2012 el número de trabajadores era de 35.669, lo que supone una caída de más de 4.000. Cepesca asegura que las políticas europea y española y los propios armadores «trabajan para facilitar la inserción de las mujeres y adaptar los barcos», aunque lo cierto es que solo el 17,28 % de los trabajadores inscritos en el Régimen Especial del Mar son féminas.
Los buques españoles y sus empleados capturaron en 2018 un total de 922.564 toneladas de pescados y mariscos, casi 18.000 menos que en el ejercicio precedente, lo que convierte a esta flota en la primera de la UE tanto en volumen como en valor, que, en este último caso, sube a 2.147 millones. En 2018, las exportaciones de pescado, que incluyen el fresco, el congelado y las conservas y preparados, crecieron un 4,29 % en valor y alcanzaron los 4.344 millones de euros. En volumen lo hicieron en un 1,49 %, hasta los 1,21 millones de toneladas. Las importaciones, por su parte, aumentaron un 2,49 % en valor y superaron los 7.332 millones, mientras que en volumen llegaron a las 1,77 millones de toneladas, con un aumento del 0,60 %. De esta forma, el saldo de la balanza comercial sigue siendo negativo, «aunque lo que resulta preocupante es la caída del consumo doméstico de pescado, que bajó un 4,5 % en 2018».
Especies
Las principales especies que pescan las flotas españolas son atunes, bonitos y agujas, con 305.000 toneladas en 2017, seguidas de bacalaos, merluzas y eglefinos (o merlán), con 165.000 toneladas. Entre los moluscos destacan como primer subgrupo los calamares, jibias y pulpos con un volumen de capturas de 35.000 toneladas. Entre los crustaceos, los líderes son las gambas y los camarones, con 9.000 toneladas. En términos económicos se mantiene el escalafón, con los atunes en primer lugar con 737 millones de euros. Los congelados y los preparados de atún son los principales productos que exporta España. El ranking de las importaciones está encabezado por sepias, calamares, globitos y potas congeladas y sigue con camarones y langostinos congelados.
