Dicen que la Navidad saca a relucir el lado más humano y que gracias a ella todos nos volvemos más solidarios. Los transportistas siempre hemos vivido con especial ilusión la llegada de estas fiestas. Durante estas fechas ejercemos de Papá Noel y de Reyes Magos llevando a cada persona los regalos que ha comprado para sus seres queridos y abasteciendo a las tiendas y a los supermercados de todos los productos típicos de las comidas y cenas que celebramos en familia. Sin embargo, pese a ser una época de unión y celebración, estas vísperas a Navidad son muy diferentes para los transportistas, pues para muchos de nosotros hay poco que celebrar.

El Comité Nacional de Transporte por Carretera, al cual pertenece la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística (FVET), lleva meses esperando una respuesta efectiva a los problemas a los que se enfrenta el sector diariamente. Los conductores llevan años asumiendo las labores de carga y descarga cuando no les corresponden, con tiempos de espera desorbitados sin que a nadie le importe que haya un profesional esperando tras ocho horas conduciendo, profesional que, por cierto, suele recibir un trato vejatorio.

Junto a lo anterior se suma la crispación por el aumento del precio del combustible –entorno a un 30% más caro que el año anterior-, al que nos vemos incapaces de seguir haciendo frente y que, si sigue subiendo, puede suponer una quiebra estructural del sector. Tampoco podemos olvidar que llevamos tiempo sufriendo una falta de conductores: los jóvenes no encuentran atractiva la profesión y es complicado incentivarla cuando las condiciones laborales dejan mucho que desear.

Ante esta situación, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana parece desentenderse y en lugar de aportar ayudas nos aprieta un poco más las tuercas amenazando con establecer nuevos peajes en autovías y autopistas o anunciando que modificará las masas y las dimensiones e incrementará los impuestos sobre el gasoil sin reparar en las consecuencias que eso puede tener para el tejido empresarial del sector.

Somos conscientes de la época en la que estamos. El país lleva sobre sus espaldas dos años muy complicados a causa de la covid-19 y puede que la sociedad interprete la posible paralización de la actividad como una manera de importunar sus Navidades. Nada más lejos de la realidad. Si hay alguien que está aguando la fiesta y que nos obliga a tomar medidas tan radicales como parar nuestra actividad es el Ministerio y lo lleva haciendo desde hace años. Esperemos que entienda y atienda nuestras demandas para poder mantener el espíritu navideño, para que Papá Noel y los Reyes Magos no lleguen tarde a todos los hogares valencianos.