J. Fauró, Alicante

-El Gobierno autonómico ha llegado a insinuar la posibilidad de regulacionesespecíficas para distintos subsectores del comercio, como las tiendas 24 horas o las especializadas en productos asiáticos. En un sector con la mayoría de las competencias trasvasadas a las comunidades, ¿cómo puede influir el Estado en la homogeneización del comercio?

-Ante todo, con la observación de las autonomías de la Ley Estatal, que abarca un marco generalista de la actividad. El Estado interviene bajo el título competencial de la ordenación de la economía. Nosotros estamos estudiando el problema de esos establecimientos que cita, pero la situación es diferente en cada autonomía y es muy complicado regular situaciones específicas porque no hay razones para, dentro de un mismo sector, diferenciar a un comercio de otro si actúan bajo la misma ley.

-En cualquier caso, las normas autonómicas estrechan el campo de acción del Gobierno central para ordenar el sector.

-Hay libertad de empresa y la postura del Gobierno es fuertemente autonomista. Son las ciudades y las comunidades autónomas las que mejor conocen sus necesidades comerciales.

-La ley valenciana acaba de aprobar la apertura de comercios ocho días festivos al año. En otras se alarga a 12. ¿Cuál es la preferencia del Gobierno?

-Es difícil fijar una posición. Son las comunidades autónomasquienes deben establecer qué modelo comercial quieren aplicar en su territorio en virtud de su modelo económico.

-La Comunidad Valenciana ha incrementado un 300% en cinco años la superficie comercial en manos de las grandes compañías. ¿Considera desmesurado el aumento?

-El fenómeno no es exclusivo de esta región. En el conjunto de España se ha pasado de 6,3 millones de metros cuadrados en 2000 a 9,6 millones en 2004, es decir, casi un 50% más pese a que en los últimos años se ha venido hablando de moratorias en el sector. De hecho, España tiene más metros cuadrados comerciales que la media de la Unión Europea. Hay que tener claro que esto es un negocio y son los consumidores quienes deben decidir si compran en esas áreas o no. En la Comunidad Valenciana, efectivamente, el crecimiento ha sido muy fuerte y tendrá que dar lugar a ajustes y a frenar su desarrollo en la medida de lo posible.

-¿Y cómo protege al pequeño comercio dejar ese tipo de política en manos de los consumidores y no de la Administración?

-El crecimiento de las áreas comerciales viene determinado en función de las demandas. En una ciudad dormitorio vecina a un gran núcleo urbano, quizás sea necesario aumentar la oferta comercial y en otras poblaciones no.

-Usted alude a la proliferación de centros comerciales en paralelo a los cambios sociales. ¿Qué futuro le ve a las tiendas tradicionales?

Deben analizar sus necesidades y satisfacer las que tienen los clientes, especializarse en nichos de mercado en los que los grandes no sean tan eficientes. El pequeño tiene, además, la ventaja competitiva de la proximidad a los consumidores.