Hay un documental, La Vida sin Nosotros, que narra cómo sería el mundo si desaparecieran los humanos. Apenas harían falta unos años para que nuestro rastro quedase difuminado por la invasión de la madre naturaleza, a la que nos hemos empeñado en domar. Los rascacielos acabarían cediendo, las presas se desbordarían y los ríos recuperarían sus cauces naturales. No haría falta ni medio siglo para que las autopistas de asfalto quedasen sepultadas por la vegetación. Sin embargo, cuatrocientos años después todavía quedarían sin descomponer cientos de miles de bolsas de plástico. Un artículo aparentemente sencillo e inocuo, cotidiano para los consumidores pero cuya fabricación genera, sólo en España, 441.000 toneladas de CO2, con la consiguiente contribución al calentamiento global.

La aprobación por parte del Gobierno del Plan Integral de Residuos, que traspone además una directiva europea, marca que el uso de este tipo de bolsas deberá reducirse en un 50% en 2010. La medida ha causado malestar en algunas cadenas de distribución, pese a que el 69% de los consumidores la respalda, según una encuesta hecha pública ayer por Avacu. Conscientes de que es mejor hacer de la necesidad virtud, algunas grandes superficies han optado por anticiparse lanzando campañas de compromisos ecológico ligadas a la supresión de las bolsas de plástico. Si Eroski ha optado por ofrecer a sus clientes un descuento de un céntimo por cada bolsa, Carrefour inició hace algunas semanas una campaña publicitaria con el eslogan inicial de "bolsa casa" y que ayer culminó con las cajeras ataviadas con una camiseta con el lema "échale una mano al medio ambiente". Fue el primer día sin bolsas de plástico en la cadena de hipermercados. "Pensábamos que iba a ir peor, hay gente para todo, pero en general los clientes comprenden la medida", afirma una cajera del Carrefour Gran Turia. "Se leen muchas cosas, yo creo que con esto Carrefour se ahorra una pasta. Si de verdad se quisiera hacer algo deberían retirar los envases de plástico de los productos", afirma Lola, una profesora de secundaria. Carrefour ofrecía ayer como alternativa bolsa de fécula de patata y otras más grandes de rafia (fibra de palmera) que invita a que sus clientes lleven de casa cada vez que acuden a comprar. "No es verdad que hagamos esto por ahorrar, el dinero se destina a proyectos medioambientales. Además hemos llegado a acuerdos con el Banco de Alimentos y con la Cruz Roja", explica Amparo Capilla, gerente del Carrefour de Gran Turia. La cadena de distribución lleva dos meses aleccionando a su personal sobre el cambio para informen adecuadamente a sus clientes. El 26% de consumidores que, según Avacu, no está de acuerdo con la retirada de bolsas de plástico aduce como motivos la incomodidad a la hora de realizar compras (43%) o que se trata "de una excusa para ahorrar costes y servicios" (39,6%).

La gran superficie sostiene que su estrategia es de compromiso medioambiental. Cada año se reparten anualmente 10.500 millones de bolsas de plástico en los establecimientos comerciales. Según Ecoembes cada español apenas recicla un 10% de las 238 bolsas que recibe anualmente. Ayer, en Gran Turia hubo clientes que se llevaron las bolsas de casa. Andrés llegó con una de Alcampo que llevaba en el coche y se mostraba de acuerdo con la retirada, aunque sostiene que la responsabilidad de adoptar soluciones contra el calentamiento global es "de los políticos".

Menos ventas y

salida de Rusia

El grupo francés de distribución Carrefour alcanzó una cifra de negocio en España de 10.455 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un retroceso del 6,2% respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que en términos comparables el retroceso fue del 7,4%, según informó la empresa, que achacó este descenso a la caída del consumo y a la deflación experimentada por los alimentos frescos. Por otro lado, la segunda mayor compañía de distribución a nivel mundial anunció su intención de vender sus actividades en Rusia y retirarse de dicho mercado.