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Iberdrola Renovables (IR) tiene un problema. O al menos, sus responsables están convencidos de que tiene un problema. Pese a tener su sede social en Valencia, la empresa líder en energías limpias de España, no consigue "valencianizar" su imagen. Para tratar de subsanar el problema, la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán ha diseñado un programa dirigido a desplegar parte de su actividad en la Comunitat Valenciana. La empresa anunció la semana, dentro de su plan director 2010-2014, la celebración en la capital del Turia de una conferencia mundial sobre energías renovables con carácter bienal. Tras la reunión del consejo de administración celebrada ayer, la filial de Iberdrola anunció la próxima instalación en Valencia de un Centro de Operaciones de Renovables (CORE) que servirá de refuerzo al ya existente en Toledo, desde donde la empresa controla 24 horas al día durante 365 días al año sus parque eólicos, centrales minihidráulicas y subestaciones asociadas. Se trata de 6.000 aerogeneradores y 68 centrales minihidráulicas. El CORE de Toledo se puso en marcha en 2003, coincidiendo con el reparto de la tarta eólica de la Junta de Castilla-la Mancha, de la que Iberdrola se hizo con un buen bocado. Ahora, la compañía con sede en Valencia busca ubicar en Valencia un centro de control que sirva de refuerzo al de Toledo y logre mejorar los sistemas de vigilancia y respuesta a eventualidades de las instalaciones que Iberdrola tiene por todo el mundo. En la Comunitat Valenciana, IR tiene adjudicados 298 megawatios de potencia correspondientes a la ampliación del Plan Eólico Valenciano, con las zonas 1,2 y 3, todas ellas en Castelló. La inversión del grupo en 2008 ha sido de 315 millones de euros. Las compras han alcanzado los 490 millones de euros.

La empresa aprobó ayer la cuenta de resultados de los nueves primeros meses, que hará públicas esta tarde al cierre de mercado secundario. Sánchez Galán anunció a mediados de año que la previsión para 2009 es que Renovables gane más 390 millones de euros.