Víctor Romero

Valencia

Fue hace algo más de dos años cuando Florentino Pérez e Ignacio Sánchez Galán fueron fotografiados charlando amigablemente en los vestíbulo de un hotel de Madrid. Aquel gesto se interpretó como el acercamiento necesario para culminar lo que se daba por seguro. Una integración de Unión Fenosa con Iberdrola con ACS de socio de referencia para configurar la gran eléctrica española con vocación de multinacional. Nada de eso ocurrió. En junio de 2008 el grupo que timonea el presidente del Real Madrid decidió desprenderse de su 45,3% de Unión Fenosa para dejarlo en manos de Gas Natural y La Caixa a cambio de un suculenta plusvalía. Gas Natural acaba de fracasar en su intento de asaltar Endesa y tuvo conformarse con el segundo plato de la eléctrica con fuerte implantación gallega.

Desde entonces Florentino Pérez ha hecho lo imposible por hacer valer el 14% de participación de ACS en Iberdrola para sentarse en su consejo de administración y participar en la toma de decisiones. Hasta en dos ocasiones se ha encontrado con el rechazo frontal de Ignacio Sánchez Galán. Se relata de anécdota de que el presidente ejecutivo de la energética agotó su paciencia en la junta de accionistas de hace dos años en Bilbao, cuando abogados y personas de confianza de Florentino irrumpieron en la reunión para defender en público a su jefe. Este tipo de situaciones y presuntas maniobras del jefe de ACS para propiciar la entrada de la francesa EDF en el capital de Iberdrola tratando de hacer valer sus influencias políticas han sido la gota que ha colmado el vaso de Galán.

El pasado mes de marzo, ACS volvió a intentar acceder al consejo de Iberdrola, pero se encontró con un rechazo mayoritario de la junta de accionistas que esgrimió informes sobre supuestas incompatibilidades del grupo constructor. Muy bien trabajada por el equipo de Sánchez Galán -a los socios individuales minoritarios se les hacen regalos para que acudan a las sedes regionales a delegar votos- la junta de accionistas reflejó la batalla sin cuartel que ya libran en público Florentino y Sánchez Galán. El primero está cansado de ser invitado de piedra en una empresa de la que es máximo accionista. El segundo teme que la irrupción del "galáctico" suponga un golpe de timón en la estrategia de la empresa y la pérdida del poder absoluto que ejerce sobre ella a cambio de ofrecer suculentos dividendos a sus accionistas. Para blindarse, Sánchez Galán ha construido un grupo estable de accionistas que le prestan, de momento apoyo, entre los que figuran como principales la BBK y la Bancaja de José Luis Olivas, que pese a todo mantiene una buena relación con Florentino Pérez.

Al anuncio de ACS de que ya tiene en marcha la impugnación de la junta de accionistas ante los tribunales de Bilbao alegando que la falsedad del argumento de la compatibilidad ha respondido Sánchez Galán con una maniobra audaz. Iberdrola se ha hecho con 20.000 acciones del grupo constructor, un 0,0064% del capital, testimoniales pero suficientes como para tener voz en su junta de accionistas y presentar una demanda de impugnación contra las cuentas de ACS. Según la eléctrica, la empresa de Florentino presentó beneficios en 2009 cuando en realidad debería haber declarado 405 de pérdidas por el deterioro del valor de de sus participaciones en terceras empresas, incluida Iberdrola. ACS ha amenazado con acciones judiciales contra Iberdrola por tratar de desprestigiar su reputación y sostiene que las cuentas han sido auditadas y confirmadas.

Esta ofensiva se considera un ataque táctico de Sánchez Galán para defenderse de la impugnación que prepara Florentino. "Si quiere entrar en Iberdrola primero tiene que arreglar su casa", se afirma desde la eléctrica. El caso es que el tono del enfrentamiento se ha elevado y ha alcanzado de lleno los tribunales. La guerra entre Florentino y Sánchez Galán se considera ya "irreconciliable" porque ha alcanzado terrenos personales. Nadie se atreve a predecir cuál será el resultado del enfrentamiento.