?

La decisión de Bancaja, al menos hasta ahora, de mantenerse en solitario pese a los intensos movimientos que se han producido en los últimos meses ha tenido como primera consecuencia la pérdida de la tercera plaza en el escalafón de las cajas de ahorros que mantenía desde hacía ya unos cuantos años, cuando consiguió rebasar a Caixa Catalunya. La plaza se la ha arrebatado el SIP que lidera Cajastur y del que forma parte la otra gran caja valenciana: la CAM.

Recuperar la plaza en este proceso va a resultarle difícil. Una operación con Caja Madrid no es el camino, porque, absorbida por ésta o integrada en un SIP que por volumen lideraría la entidad presidida por Rodrigo Rato, significaría en cualquier caso su desaparición del ránking. Si no tomamos en consideración los procesos ya en marcha ni a la intervenida Cajasur, sólo quedan diez entidades de ahorros que aún no han encontrado un socio. De ellas, sólo la aragonesa Ibercaja (44.691 millones en activos) y la vizcaína BBK (29.806) le permitirían superar al grupo de Cajastur-CAM, que tiene ahora, junto a Caja Cantabria y Caja Extremadura, 135.342 millones, frente a los 111.459 de Bancaja. Las otras siete entidades que están solteras tienen un volumen de activos insuficientes, que se quedan en 344 millones en la más pequeña de todas, la balear Pollensa. Según cómo, ni sumando más de dos se superaría a la CAM. Así, la alavesa Vital (9.251), el Círculo Católico de Burgos (5.208) y Caja Badajoz (4.248) suman 18.727 millones, una cantidad insuficiente, incluso si se le añaden Caixa Ontinyent (980) y Pollensa, en lo que podría ser el último gran SIP -similar al que pretende liderar Caja Madrid-, dado que alcanzaría los 20.051 millones y se quedaría por detrás. Sólo incluyendo a la aragonesa Caja Inmaculada o en sustitución de ésta por cualquiera de las cinco ya mencionadas podría recuperar Bancaja la tercera plaza del escalafón. Sí lo conseguiría en cualquier caso si se une a uno de los SIP ya en marcha o si cierra una operación con las entidades que están en plenos procesos de fusión, como las cajas gallegas o Unicaja-Caja Jaén, pero parece difícil subirse a un tren que ya está en marcha.