Las "fusiones virtuales" o "fusiones frías" a diferencia de las reales, son una suerte de alianzas mediante las que varias entidades financieras ponen en común parte o todo su negocio y comparten la titularidad de una institución financiera central (por lo común, un banco). No renuncian a la pervivencia de las cajas que impulsan el proyecto y que mantienen su personalidad jurídica, sus órganos propios de gestión y de gobierno, sus marcas y denominaciones mercantiles y la propiedad de sus activos. En las fusiones reales, lo que se produce es una disolución de las entidades de origen en una nueva institución única en la que quedan diluidas las organizaciones preexistentes, que dejan así de existir para dar vida a una nueva organización.

La fusión virtual que ahora se pone en marcha supondrá la constitución de un banco participado por cuatro cajas (Cajastur con el 40%; Caja de Ahorros del Mediterráneo, con el 40%; Caja Extremadura, con el 11%, y Caja Cantabria, con el 9%), pero de modo que las cuatro cajas seguirán existiendo como hasta ahora, operando con su red y marcas, funcionando con sus respectivos asambleas generales, y con sus propias normas y estatutos.

Lo que se produce con la puesta en común de parte de su negocio es una cesión de soberanía en aquellos aspectos de la actividad en que es preciso que las cuatro cajas actúen con los mismos criterios de riesgo y solvencia, a fin de que los malos resultados de una de ellas o el deterioro de sus ratios de eficacia no dañe al conjunto.

Las "fusiones frías" se configuran jurídicamente mediante lo que se ha dado en llamar Sistema Institucional de Protección (SIP). Como su nombre indica, cada caja responde de las demás y todas, de cada una. Con esta fórmula, lo que se logra es que cada entidad mantenga su autonomía plena en el negocio minorista (captación de ahorro, concesión de créditos, inversión empresarial y otras operaciones), sin más limitación que el respeto a unos cánones de rigor, prudencia y solvencia mancomunados.

Pero, a la inversa, las cuatro entidades (cinco, si se contabiliza el Banco Liberta, filial de Cajastur, y que tendrá el control del negocio de la actual Caja de Castilla La Mancha, CCM) acudirán como uno solo al mercado mayorista. Esto significa que, al sumar un tamaño superior que por separado, podrá optar a financiación en los mercados en mejores condiciones, tanto de cuantía a la que puedan optar como de precio.

Junto con la solvencia y la rentabilidad, el tamaño y la magnitud del negocio es también un parámetro esencial para lograr financiación más barata. Y esto es más esencial si cabe en un país como España, con un déficit tradicional de ahorro, y aún más en un contexto de fortísimo castigo a las emisiones de activos y subastas de deuda denominados en euros. En este SIP habían negociado su participación en origen otras entidades (Caja Murcia, Sa Nostra, Granada y Penedés), que finalmente se desvincularon.