Un día antes de que finalice hoy el plazo dado por el Banco de España para acceder a las ayudas públicas del Frob, los consejos de administración de Bancaja, Caja Madrid, Caja Insular de Canarias, Caixa Laeitana, Caja Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja aprobaron formalmente la constitución entre ellas de un Sistema Institucional de Protección (SIP), una fusión fría que, por sus condiciones -deben mantenerse diez años si no quieren afrontar graves sanciones-, supondrá en la práctica una absorción de todas ellas por parte de Caja Madrid. Los datos comunicados ayer al consejo de Bancaja dejan poco margen para la esperanza. El peso de la entidad presidida por Rodrigo Rato será mayoritario, con un 52,06%, seis puntos menos de los que se adjudicó en el acuerdo con Bancaja, que también pierde peso -del 42% al 37,70%- para dar margen a las otras cinco cajas, que se reparten 10,24 puntos. La preeminencia de Caja Madrid también queda constatada en el futuro consejo de administración del banco que regirá la vida en común de las siete cajas. Tendrá 21 plazas: once, la mayoría absoluta, corresponderán a Caja Madrid, incluido Rodrigo Rato, que será el presidente ejecutivo. Otras seis vocalías serán para Bancaja, cuyo presidente, José Luis Olivas, será el vicepresidente ejecutivo. Habrá dos plazas para independientes y las dos restantes se las repartirán las cajas pequeñas. No obstante, los socios han fijado una mayoría cualificada del 75% en algunas cuestiones clave -adquisiciones, planes estratégicos y de viabilidad, emisiones- para evitar la tiranía de Caja Madrid y que ésta deba contar siempre con Bancaja para sacar adelante ciertas decisiones.

Director general

Según las fuentes consultadas, se desconoce todavía quién ocupará la dirección general de la nueva entidad. Desde Bancaja se asegura que cada una de las dos grandes aportará un director general, pero cabe sospechar que el protagonismo en esa función capital corresponderá al equipo de Rodrigo Rato, en vista de que Valencia ha logrado el pírrico éxito de albergar la sede social del grupo, pero la operativa se quedará en Madrid, lo que amenaza a los cerca de mil empleados que trabajan en los servicios centrales de Bancaja. De ahí que el sindicato Sate baraje como escenario más pesimista para Bancaja la pérdida de 1.800 empleos de los 4.000 (un 13%) que el SIP prevé para el conjunto de entidades socias mediante prejubilaciones. El representante del Sate en el consejo volvió a votar ayer en contra de la operación a la espera de conocer en detalle el plan laboral. El de CC OO sí votó a favor pero advirtió que ese apoyo podría cambiar en el futuro dependiendo cómo afecte el proyecto a la plantilla de Bancaja. Para reforzar las garantías, liquidez y solvencia del nuevo SIP, que se convertirá en el primero del escalafón en el sector de las cajas de ahorros, se compartirán al 100% los resultados, "estableciendo sinergias con criterios de optimización y respetando la participación de cada entidad".

Las entidades remitieron ayer al Banco de España el protocolo de integración y el plan de viabilidad, cuya firma se celebrará hoy en Madrid, pese a que es Valencia la que acogerá la sede social del grupo. A partir de ahora se inicia un largo proceso en el que deben concretarse las muchas cuestiones clave a dilucidar, como quién aportará al plataforma informática.

De la operación Penélope a Alaris

Mientras el mapa financiero se agitaba públicamente con la proliferación de fusiones frías y calientes, Caja Madrid y Bancaja negociaban discretamente su alianza utilizando incluso nombre en clave en el ir y venir de reuniones y conversaciones. Los protagonistas de la fusión fría que dará lugar a la mayor caja de España en tamaño comenzaron denominando a la alianza operación Penélope, la rebautizaron después como operación Líder y finalmente emplearon el sobrenombre Alaris, en referencia al tren que une Valencia con Madrid, según contaba el diario "El País". El presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, como es conocido, siempre tuvo en mente atraerse a Bancaja para ganar en tamaño a La Caixa (aunque no en rentabilidad y resultados). La negativa de la CAM a unirse a Bancaja dejó el camino expedito a Rato para cumplir un sueño que ha dejado a la Comunitat Valenciana sin plazas financieras autónomas. levante-emv valencia