Deshacerse de Sedesa, desligarse de su marca, montar una nueva empresa y desarrollar el grueso de la actividad fuera de la Comunitat Valenciana. Estos son los objetivos que se ha marcado Vicente Cotino, presidente de Sedesa para tratar de reinventarse y quitarse de encima el lastre que supone verse salpicado por el caso Gürtel por presunta financiación ilegal del PP valenciano. La operación busca también reducir la presión sobre el Consell de Francisco Camps, y especialmente sobre su vicepresidente tercero y principal asesor del presidente de la Generalitat, Juan Cotino, tío de Vicente.

Ezentis, antigua Avánzit, confirmó ayer oficialmente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que está "manteniendo negociaciones" para la compra de Sedesa, "sin que hasta el momento se haya alcanzado ningún acuerdo vinculante entre las partes". La negociación se produce tras la llegada de Mario Armero a la presidencia de Ezentis y la posible adquisición, que algunas fuentes dan casi por cerrada, se enmarca dentro del plan estratégico de la antigua Avánzit para los años 2010-2102. La intención de Ezentis es concentrar su actividad en las infraestructuras y la energía pese al fuerte descenso de la licitación de obras públicas por parte de las administraciones.

Por contra, según conocidos de Vicente Sedesa, éste planea iniciar nuevos proyectos tras desprenderse de la marca Sedesa. Algunas fuentes lo sitúan en Brasil, donde puede aprovechar su cerrada amistad con el empresario valenciano Enrique Bañuelos, que ha desplegado en el país sudamericano una intensa actividad inmobiliaria. Vicente Cotino también tiene la vista puesta en Galicia, de donde es originario su suegro, el empresario José Antonio Souto, con intereses en el sector inmobiliario. No obstante Souto también ha tenido problemas con la justicia. El fiscal le pide tres años de cárcel por un presunto delito de fraude a algunos de sus socios en la compraventa de terrenos en Almería.

El aviso del PSOE

Según algunas fuentes, Vicente Cotino había establecido contacto con el el PSOE para sondear las opciones de Sedesa en el sector de la obra pública tras el estallido del caso Gürtel. La respuesta socialista fue que Sedesa ya estaba estigmatizada y manchada por el caso Gürtel y que sería muy complicado que recibiese nuevas adjudicaciones. Con la Generalitat, Sedesa ha disfrutado de jugosos contratos, que se elevan al menos 830 millones de euros de facturación en los últimos diez años, optando a concursos de obra pública en solitario o en UTE con otras firmas. El PSPV ha reclamado sin éxito en las Corts los expedientes de contratación, que el Partido Popular de Camps se niega a hacer públicos.

Sedesa ha sufrido en los últimos años los embates de la crisis económica y ha desplegado un proceso de reestructuración que le llevó a vender a ACS su filial medioambiental. Además los negocios de Sedesa en Europa del este tampoco están siendo tan exitosos. Su proyecto estrella de construir un circuito en Hungría está paralizado por falta de financiación.