La promotora catalana Sacresa, controlada por la familia Sanahuja, presentó ayer concurso de acreedores en el Juzgado mercantil número 2 de Barcelona. La compañía soporta una deuda de 1.740 millones de euros y solicitó el concurso tras no haber podido alcanzar un acuerdo para refinanciar este pasivo en el plazo de cuatro meses que se fijó para negociar después de que en marzo reconociera ante el juez su situación de insolvencia. La inmobiliaria consideró que el plan de viabilidad que elaboró y presentó a los bancos constituye "la mejor solución" para afrontar su actual situación de insolvencia y superar el concurso de acreedores "lo antes posible".

El concurso de Sacresa es el tercero mayor de la historia empresarial española, tras los de las también inmobiliarias Martinsa-Fadesa, que se declaró en concurso con un pasivo de unos 7.000 millones de euros, y Habitat (2.800 millones). La mayor parte de la deuda de la empresa procede de la batalla que los Sanahuja libraron entre 2006 y 2008 por tomar el control de Metrovacesa, lo que les llevó a acumular un endeudamiento superior a los 5.000 millones. No obstante, ante sus problemas financieros, en febrero de 2009 la familia de promotores tuvo que ceder el control de esta inmobiliaria a un grupo de bancos y cajas.

La solicitud de concurso afecta a todas las compañías del grupo de los Sanahuja -que suman un pasivo de 1.800 millones de euros-, excepto una firma que tiene un préstamo de 700 millones con el HSBC, con garantía del 11% del capital de Metrovacesa que aún ostenta, y alguna otra sociedad que no tiene actividad. Pese a la solicitud de concurso, representantes de Sacresa y de las principales entidades financieras acreedoras se citaron ayer para seguir negociando, en un intento para poder retirar el concurso hoy mismo en caso de acuerdo. Los principales escollos son unas garantías hipotecarias conjuntas entre varias entidades y la negativa a firmar un acuerdo del principal banco acreedor, RBS, que reclama a Sacresa 318 millones. Entre el resto de acreedores de la sociedad también figuran Hacienda, con 150 millones, y el Institut Català de Finances (ICF), organismo dependiente de la Generalitat, con 81,3 millones, además de unos 25 bancos y cajas, entre las que se encuentra Bancaja, pero con una parte muy minoritaria, según la entidad. Sacresa tiene en estos momentos dos promociones en la ciudad de Valencia, concretamente, en Benicalap. Una es una promoción de más de un centenar de pisos integrados en un complejo residencial con piscina, que todavía no ha empezado a construirse, y la otra son viviendas unifamiliares.

Según avanzó ayer La Vanguardia, hasta el momento las entidades financieras no han considerado creíble el plan de viabilidad presentado por la familia, que preveía ceder a la banca activos valorados en más 1.000 millones de euros, una quita del 30% en la deuda que no cuenta con garantía hipotecaria y un periodo de carencia de cinco años para todos los pagos.

Una larga lucha con Soler por el control de Metrovacesa

Los Sanahuja protagonizaron una ardorosa batalla con Joaquín Rivero, presidente de Metrovacesa, y el tercer máximo accionista de la firma, el valenciano Bautista Soler, por el control de la misma. Los dueños de Sacresa fueron los grandes perdedores, pese a que en diciembre de 2007 lograron un acuerdo por el que se quedaban con la compañía -iban a lanzar una OPA por el 100%- a cambio de segregar el negocio de su filial francesa Gecina, que fue a parar a manos de Rivero y Soler. Sin embargo, aquella operación les supuso endeudarse de forma extraordinaria y la crisis ha significado la puntilla para unos empresarios catalanes que, si hubieran vendido en el momento de la pugna, habrían obtenido unos beneficios multimillonarios. Además, acabaron cediendo a la banca, por su elevado endeudamiento, la mayoría del capital, de tal forma que ahora sólo tienen el 11%, cuyos derechos de voto pertenecen al HSBC. Bancaja, por su parte, aprovechó el viento de cara que entonces (2006) soplaba en el sector para vender su 5,1% por 632 millones. j. c. valencia