El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha afirmado que en 2011 persistirán las "dificultades" y que no será hasta 2012 cuando la economía presente un crecimiento "vigoroso". En este contexto, no escondió que "va a llevar por lo menos un año que la creación de empleo tenga cierta fuerza y cierta consistencia".

En una entrevista en Telecinco recogida por Europa Press, Zapatero enfatizó que, con estas perspectivas, habrá que continuar con los "esfuerzos", no sólo desde los beneficios de las empresas, sino también a través de una mayor "moderación" salarial.

Más concretamente, indicó que los funcionarios verán compensada la rebaja del 5% de sus sueldos cuando así lo permita la evolución de las cuentas públicas, pero, en cualquier caso, no antes de "dos o tres años".

Zapatero puso como ejemplo Alemania, donde los salarios se han adaptado a la situación del país cuando ha habido problemas, y añadió que en el terreno laboral, la reforma del mercado de trabajo, que, según dijo, "se va a mantener en sus términos", no tendrá efectos "milagrosos".

Por otro lado, preguntado por si será necesario adoptar nuevas medidas de ajuste en lo que queda de 2010 y en 2011, Zapatero afirmó que no serán necesarias "salvo circunstancia excepcional".

El jefe del Ejecutivo insistió en que el punto de mira del Gobierno está ahora en mejorar las políticas activas de empleo, a través de mayor formación y una revisión de los Servicios Públicos de Empleo.

Según dijo, estos aspectos "necesitan una gran reforma", que deberá contar con la cooperación de las comunidades autónomas, en las que están depositadas la mayoría de estas competencias.

Asimismo, Zapatero reiteró que es necesario acometer la reforma del sistema de pensiones y apostó por incrementar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años "progresiva y tranquilamente".

OBJETIVO: GANAR COMPETITIVIDAD.

Por otro lado, el presidente del Gobierno explicó que cualquier cambio que se introduzca en el plano laboral debe ir acompañado de otras medidas encaminadas a incrementar la competitividad de la economía española.

En este sentido, apostó por potenciar sectores como el de la energía o los servicios sociales, en los que se ha seguido creando empleo aún en tiempos de crisis. Además, abogó por "ampliarlos", no sólo con las empresas existentes, sino con nuevos proyectos empresariales.

Mención especial mereció el sector de la minería, al que Zapatero se refirió diciendo que España necesita "ganar la batalla" en Europa, que presiona para eliminar las ayudas a esta industria. En este sentido, el jefe del Ejecutivo se mostró a favor de reactivar las comarcas mineras e invertir en investigación para lograr del carbón una fuente de energía más limpia.

"Tenemos que competir, innovar, formarnos y adaptarnos salarialmente durante el periodo de dificultades para volver a crecer", insistió Zapatero antes de apostillar que, si no se hacen estos deberes, España estará en una situación "muy mala" en los próximos años.

AIRES DE CAMBIO EN EL MINISTERIO DE TRABAJO.

Por último, preguntado por quién sucederá a Celestino Corbacho al frente del Ministerio de Trabajo, Zapatero rehusó dar nombres, pero recalcó que habrá de introducir un "cambio en profundidad" en el gabinete.

"Asumo que los parados no tienen la atención suficiente y se puede hacer mucho más", indicó Zapatero nuevamente en referencia a la ambiciosa reforma de las políticas activas de empleo. Así pues, consideró que el nuevo ministro de Trabajo tendrá por delante una tarea de "decisiva".