Que el mercado está desierto para quienes no ofrezcan altas rentabilidades es un hecho. Para la Generalitat es un dato empírico. Siete de las últimas diez subastas de pagarés doméstico para mayoristas del Instituto Valenciano de Finanzas han quedado desiertas. En el segundo trimestre, la Generalitat sólo logró captar 4,8 millones de euros a través de su producto financiero a corto plazo destinado a inversores. Los pagarés de la Generalitat ofrecen rentabilidades que en estos momentos no alcanzan el 1,6%, muy poco atractivos para unos inversores a la caza de depósitos o bonos de grandes empresas e instituciones ávidas de financiación. También la Junta de Andalucía ha visto cómo algunas de sus emisiones quedaban desiertas.

Por una razón similar, tensiones de tesorería y dificultades para encontrar financiación a largo plazo es por lo que Cataluña se ha lanzado a captar fondos entre particulares con bonos a un año con una rentabilidad del 4,75%. Con esos tipos será difícil incluso que el Consell coloque sus pagarés destinados al tramo minorista, que como los bonos catalanes sólo requieren de una inversión mínima de 1.000 euros.

Es la quinta vez que Cataluña recurre a este tipo de operación. Los gobiernos de Jordi Pujol lo hicieron en los años ochenta para poder pagar nóminas.