Leopoldo Abadía, 77 años, padre de doce hijos y autor del libro «La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual», en el que con un lenguaje sencillo desentraña los detalles de las hipotecas «subprime», estuvo ayer en Valencia para hablar de los «Emprendedores sensatos en tiempos de crisis»

¿Cómo se puede explicar una crisis para la que ni los propios economistas tienen respuestas?

Muy fácil, como yo no soy economista trato de entender las cosas aplicando el sentido común. Si un gobierno tiene 100 y gasta 700, la cosa va mal. Pero si para subir los 100 aumenta impuestos y baja las pensiones, la situación va a peor. Lo mejor es en lugar de gastar 700, gastar 500.

Después de la burbuja de las «e.com» vivimos la burbuja inmobiliaria, ¿es previsible ahora una burbuja del oro?

No. El oro, al final, es oro. Sube porque ahora, el que no necesita dinero y tiene caja, compra oro, pero no quiere venderlo a corto plazo. Las burbujas estallan cuando todo el mundo quiere vender a la vez y éste no es el caso. Además, el oro siempre será oro, no como muchos productos financieros detrás de los que no hay nada; sólo tienes un papelito y su valor es cero.

¿Hay alguien que tenga la llave para cerrar la crisis?

No hay nadie.

¿Cuántos años más tendremos que seguir hablando de ella?

Tampoco lo sabe nadie. Puedo decir 2024 como puedo decir otra fecha. Esto ha sido una estafa financiera de un calibre brutal. Si todavía no se han puesto de acuerdo en cuantificar las pérdidas provocadas por la crisis, mucho menos en la fecha en que finalizará.

Hay partidarios de luchar contra la crisis con medidas de estímulo y otros con reducción de déficit; ¿usted de qué partido es?

Yo voy con la austeridad, por supuesto. No podemos seguir gastando más, porque habrá que pedir más préstamos, pagar más intereses y al final, el dinero hay que devolverlo.

Después de la recesión vino un período de recuperación, al que ahora sigue otro de contracción, y ya se empieza a hablar de una «guerra de divisas» ¿Debemos esperar más sorpresas?

Hasta ahora no se ha recuperado nada. Esto es como un enfermo que tiene 40 grados de fiebre un día, y 39 al siguiente. ¿Se ha curado?, pues no. Además, ahora los países se defienden buscando su propia salvación y toman medidas para tener la moneda más baja y vender mejor en los mercados exteriores, pero al haber una interconexión mundial, lo que hacen en un lado tiene repercusiones en otro. Estamos ante una de las crisis más grandes de la historia de la economía.

Al final, todo se resume en lo que decían nuestros abuelos: «El que tiene dinero, manda»...

No exactamente, pero sí que tiene que ver con algo que decían nuestros abuelos: «Hay que ser decente». Y aquí ha habido gente que tenía el dinero y no era decente. Ha habido muchos sinvergüenzas. Ésta ha sido una crisis provocada por sinvergüenzas. Madoff ha ido a la cárcel por estafador, pero ha habido algún otro que, en lugar de estar entre rejas, compartía hace poco mesa con Zapatero en Estados Unidos, en un grupo al que se conoce como la flor y nata de las finanzas internacionales. Pues estaba allí sentado, con el presidente del Gobierno español dándole explicaciones, aunque seguro que él pensaba «en cuanto te levantes te meto la cornada».