­Cuando uno se encuentra cara a cara con un Premio Nobel de Economía espera más de una luz a las muchas interrogantes abiertas con la delicada situación que atraviesa el mundo. Al final, lo que está en juego entre tanto número rojo es la tranquilidad del bolsillo de cualquier ciudadano. Las reflexiones de Robert E. Lucas Jr. llegan masticadas, incluso cuando la respuesta es otra pregunta. El economista, uno de los más influyentes desde los años 70, descarta un profundo cambio en la sociedad tras la recesión. «Ni siquiera tras la Depresión de los años 30 ocurrió», asegura. Decepcionado con la evolución del «milagro español», no se muerde la lengua para criticar el efecto letargo de las prestaciones de larga duración para los parados, a las que responsabiliza «de las tasas de desempleo a largo plazo».

Hace casi un año fue especialmente crítico con la situación económica de nuestro país, e incluso habló de «decepción mundial» por el pinchazo del «milagro español». ¿Sigue pensando lo mismo o todavía es más crítico?

[Sonríe]. El crecimiento en la producción y en el PIB per cápita llevó a España a ponerse al día frente a los países más ricos. A finales de los 70 esta brecha con el resto de Europa y EE UU se había reducido enormemente y todo el mundo asumió, yo asumí, que se seguiría cerrando. La decepción con el milagro español vino de ahí. También pensé que toda Europa y Japón acabarían con la brecha. ¿Por que EE UU tiene que ser un 25% más rico? España ahora está un 25% por debajo de Europa, de los países de éxito. Entonces, ¿por qué existen estas brechas? Todos formamos parte de la misma civilización, la misma tecnología, intercambiamos ideas constantemente, viajamos a diversos países. No hay ninguna razón cultural. Tiene que ver probablemente con la política económica.

O porque no había milagro y fue un crecimiento de fraude.

¿Por qué? No hubo fraude, fue un milagro muy real. El nivel del vida de los españoles se incrementó. Usted lo ha experimentado, sabe que es real.

Pues nos llevan bombardeando estos últimos dos años con que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. ¿Es lógico que España llegue a crecer por encima del 3%?

Nadie va a crecer más del 2% en la renta por habitante. Los EE UU jamás lo han hecho a un 3% durante un largo periodo de tiempo. El Reino Unido tampoco. Los países con más éxito en el mundo crecen un 2% anual en los buenos momentos. Las altas tasas de crecimiento, como China y su 8%, no significa que seas mejor que otros, sino que estás muy atrasado te vas poniendo al día. Son tasas de alcance, de recuperación y siempre temporales. Lo hemos visto en Japón. Este milagro de España solo se puede mantener cuando eres pobre. Luego se convierte en algo simétrico.

Y cuando llega la recesión, ¿por qué lo pasamos peor que otros países?

Las recesiones son malas para todo el mundo, aunque haya excepciones.

Con lo que hemos vivido, ¿cambiará la concepción de la sociedad, habrá un nuevo modelo de bienestar, de relación entre trabajador y entorno, de las personas con la administración?

Creo que no. Ni siquiera en la Depresión de los años 30 se produjo.

¿Qué le diría a uno de los 4 millones de parados que hay en España?

Que lo siento mucho, porque no es algo muy agradable. Ojalá pudiera decir algo más.

Un país que cada vez que estalla una crisis dispara el desempleo al 20%, ¿qué tipo de contrato necesita?

Normalmente el desempleo es algo transitorio en estas épocas. Pero en España es permanente. Lo que voy a decir no sé si valdrá de ayuda, pero mucha gente lo piensa. La prestación por desempleo de seis meses en EE UU estaba diseñada para que la gente pudiese superar esta brecha mientras encontraba un nuevo trabajo. Pero era mejor que empezasen a buscarlo inmediatamente porque dentro de seis meses podrían no conseguirlo. El paro en nuestros países normalmente afecta a la gente joven, que cambia de trabajo y no sabe a dónde se dirige. Para los de 30 o 40 años no solía ser un problema. Esta recesión, sin embargo, es más profunda. Hemos ampliado el seguro de desempleo a dos años y la mayoría de las economías tienen una tasa de desempleo a largo plazo más elevada que los EE UU y que en recesiones anteriores.

¿Las prestaciones duermen a la gente?

Lo que hace que la economía capitalista funcione es que todo el mundo crea que si trabaja vivirá mejor cuando se jubile, será bueno para la educación de sus hijos, para pagar las facturas médicas. El trabajo está relacionado con el consumo. Tenemos un mundo donde tu atención sanitaria o la educación no dependen de cuánto trabajes. Ni siquiera tu renta. Entonces, ¿por qué trabajar? Tienes que tener estas compensaciones porque de lo contrario la gente se desanima.

En España estamos en pleno debate por las jubilaciones. ¿A qué edad lo haría usted? ¿Hay una edad ideal?

Tengo 73 años y sigo trabajando. Soy un poco loco y temo por mi pensión. A mí también me ha impactado la crisis. Es un mal momento para jubilarse.

.¿Un botones de hotel puede llegar hoy a presidente?

Por supuesto, ahí está el señor Hilton. Si doy una conferencia no me quedará más remedio que decir que hay que pasar por la Universidad, pero si le soy sincero para llegar a ser director de hotel basta con tener actitud, ser muy listo, espabilado y trabajador, y eso no se aprende ni en la escuela ni en la Universidad.

«A veces en recesión hay que subir impuestos»

Tan decepcionante le parece a Lucas el fin del milagro económico español como la recuperación de Estados Unidos. Quizás también porque, y no lo disimula, esperaba mucho más de Obama. Y no esconde que uno de los votos que lo encumbraron a la Casa Blanca fue el suyo.

El ejemplo norteamericano le vale para darle la vuelta al análisis de los criticados recortes de inversión pública que España y la mayoría de los países de su entorno tienen en marcha. ¿Podría lastrar la senda del crecimiento? «Podría ser», reconoce, aunque enseguida matiza su afirmación. «Si EE UU acaba la guerra en Afganistán e Iraq y recorta los gastos militares habrá más personas para entrar en el mercado laboral y no tiene por qué ser algo negativo. Gente con talento que podría hacer cosas más útiles socialmente que librar estas guerras», explica.

¿Y una subida de impuestos? «Una recesión no es un buen momento para subirlos, pero a veces hay que hacerlo», justifica. Eso sí, con el riesgo que pueda provocar las medidas más populares. «Hacerlo a las personas de mayor riqueza es más atractivo que a los pobres, pero si gravas más a la gente de éxito puedes transmitir que castigas el éxito», advierte.

El premio al talento y la puerta abierta a que «a veces» hay que dejar «que la gente fracase». El Nobel de Economía de 1995 está convencido de que los gobienos están tomando «más medidas de las que deberían». En la mesa, Robert Emerson pone el papel destacado del sector privado, «desde donde se podrían hacer mejor parte de las actividades gubernamentales».