a principal compañía de bajo coste que opera en la Comunitat Valenciana, Ryanair, se ha embolsado en España alrededor de 80 millones de euros en 2010 en ayudas de las diferentes administraciones —según los cálculos realizados por el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (Copac)—, en la mayoría de los casos, como contrapartida para mantener sus bases operativas. En el caso de la Comunitat Valenciana, el último convenio se firmó el pasado verano, por un importe de 1,6 millones de euros, un convenio que permitió la reapertura de la base en el aeropuerto de Manises, que eliminó en 2008 tras los desencuentros con la Generalitat.

Los acuerdos de las administraciones autonómicas con la aerolínea irlandesa, cuestionados desde algunos sectores por su opacidad, han dado resultados poco cuestionables: un incremento exponencial de los pasajeros en los que abre bases. El ejemplo más reciente es el de Manises, donde al mes siguiente de su apertura, el incremento de pasajeros fue del 20,8%, la mayor subida porcentual desde 2007. Y eso sin contar con que la aerolínea de bajo coste prevé duplicar el número de pasajeros en un año, transportando a dos millones de personas en 2011 y conectando Valencia con 30 destinos.

Con estas cifras y el informe en la mano de «Turismo, tráfico aéreo y compañías de bajo coste» elaborado por el Instituto de Estudios Turísticos (IET), es aún más lógico entender el apoyo económico a estas líneas aéreas. El estudio del organismo dependiente del ministerio de Turismo pone negro sobre blanco la aportación económica del tipo de turismo que traen este tipo de aerolíneas, muy apartada de la idea de «mochileros» o «turismo de alpargata».

Según los datos referidos a 2009, que son los que recoge el informe, a pesar de la lógica caída de los vuelos a causa de la crisis económica, la importancia de las compañías de bajo coste ha seguido incrementándose, y ya supera (54%) al de las líneas aéreas regulares. Algo lógico si se tiene en cuenta que en la última década, el volumen de llegadas internacionales a España ha subido un 35% gracias a estas compañías.

El peso de estas aerolíneas, además, es básico en la balanza de los aeropuertos de la Comunitat Valenciana. En el caso de Manises, de las seis compañías que más viajeros transportan, cuatro son de bajo coste, por supuesto lideradas por Ryanair, que prácticamente duplicaba a la siguiente, Air Nostrum, en octubre. El l'Altet, la situación es aún más favorable a estas compañías, ya que de las seis primeras, hay cinco, también lideradas por la irlandesa, que dobla a la siguiente, Easyjet.

El informe de Turismo desvela que la actividad aérea española se concentra mayoritariamente (96,4%) en seis comunidades autónomas —Madrid, Cataluña, Canarias, Baleares, Andalucía y Comunitat Valenciana.

En el caso de los aeropuertos de Manises y l´Altet, los datos referidos a 2009 reflejan la llegada de 4,9 millones de pasajeros, de los que nueve de cada diez utilizaron compañías de bajo coste. Esta cifra, además, podría incrementarse de forma notable este año, teniendo en cuenta la evolución de las cifras de los últimos meses. No obstante, la actividad de las aerolíneas más baratas está en función del comportamiento del principal mercado de origen, el Reino Unido, que representa más de la mitad de todas las llegadas.

La vertiente económica de los turistas llegados en compañías de bajo coste no es menos importante, el informe del IET señala que este colectivo es el responsable del 46% del gasto de todos los turistas que llegan por vía aérea. Precisamente los viajes de ocio fueron los que generaron un mayor gasto para los viajeros que no contrataron un paquete turístico —siete de cada diez—, que fueron ocho de cada diez de los que llegaron en compañías de bajo coste. En este caso, el gasto medio por persona ascendió a 805,5 euros, alrededor de 200 euros menos de los que llegaron en vuelos regulares, a los que se supone un mayor poder adquisitivo, y cien menos que la media del conjunto de los turistas internaci0nales (927 de gasto medio por persona y estancia).

El estudio, además, rompe otro de los mitos, que es el tipo de alojamiento que utilizan los turistas que viajan en las aerolíneas más baratas. La mayor parte ha optado por establecimientos hoteleros, al igual que ocurre con los de las compañías aéreas regulares, aunque en una proporción ligeramente inferior. En cuanto a las actividades que realizaron durante su estancia, cobran especial relevancia las culturales, destacadas por más de la mitad de los viajeros, seguidas de las relacionadas con la diversión (discotecas...), que reconocieron seguir uno de cada cuatro turistas.

En lo que si se aprecian diferencias es en la distribución del gasto. En los de bajo coste, independientemente de que durante su estancia gasten cien euros menos que la media de los turistas internacionales, se dejan más dinero en el alojamiento, en los restaurantes y en las compras de comestibles, compensando el menor gasto que realizan en el desplazamiento.

Un turismo fiel a los destinos

El perfil del turista que llega a la Comunitat Valenciana en avión ha ido cambiando con el paso del tiempo. En 2009, el año que ha sido objeto de estudio, se produjo una particularidad en los que utilizaron las compañías de bajo coste, por primera vez las mujeres superaron en número a los varones, algo que no ocurrió en los que utilizaron las líneas aéreas regulares. El uso de las compañías, además, define el perfil del viajero en la mayor parte de los aspectos. Por ejemplo, en el nivel de estudios. La encuesta demuestra que el porcentaje de estudios superiores entre los de las aerolíneas más caras es ligeramente superior, una característica que no se modifica desde hace años, lo mismo que ocurre con la situación económica: los viajeros con las rentas más altas utilizan las compañías tradicionales, mientras que los niveles de rentas medias acaparan los vuelos de bajo coste. Un dato interesante que desvela el informe es la fidelidad de los turistas de bajo coste, ya que la mayor parte reconoció haber visitado en España en alguna ocasión, y lo que es aún más importante, cuatro de cada diez reconocieron que habían estado ya en más de una decena de ocasiones.

La valoración del viajero

La nota media que los turistas otorgan a su estancia en España es bastante elevada, 8,5 puntos sobre una escala de diez. En ningún caso se concedió una puntuación por debajo del cinco, mientras que más de un veinte por ciento, respectivamente, concedió notas del 9 y diez puntos. Unas cifras que definen por sí mismas la satisfacción de los turistas y las posibilidades de que repitan en nuevas ocasiones su visita.