¿Se ha recuperado ya del susto de ser nombrado conseller de Hacienda, que, dadas las circunstancias, parece el puesto menos deseado en cualquier Gobierno, sobre todo cuando ya había decidido volver a la Universidad?

Susto ninguno, pero vértigo, sí. Si le soy sincero, veía una posibilidad de que me pudieran llamar, sobre todo porque salía en las quinielas, aunque me alegré, porque los que salen nunca son y me dije: «Vamos bien»... Al final, acepté porque sé que me van a dejar hacer, sé que voy a pasar malos ratos, buenos ratos también, pero lo de que esto sea lo peor... no, no, es el mejor sitio en el mejor momento, porque ahora hay que actuar. Honestamente, creo que conozco el terreno que piso, creo saber lo que hay que hacer y lo vamos a hacer y espero que rápido. Necesito escuchar a mucha gente y luego actuar. El presidente habló de marineros en la tormenta, pero lo que no vamos a hacer es comprar paraguas para los que se están mojando, sino intentar hacer que la tormenta escampe, si no mañana, pues pasado, pero cuanto antes.

¿Ha tenido ya que decir no a alguno de sus compañeros de Gobierno?

Totalmente. Ya me he reunido con todos. Es lógico, todos quieren hacer cosas, quieren actuar y demostrar que valen para esto... y claro que he tenido que decir que no.

¿En cosas relevantes?

Sí, sí. Aquí siempre se ha dicho que estamos en un Estado del bienestar y es verdad, pero cuesta mucho de mantener. Ahí no vamos a tomar medidas drásticas, ni mucho menos, pero hay que optimizar recursos y trabajar por ser eficientes. Ahora los consellers saben el presupuesto que tienen, se está ejecutando. Ese es el margen. Que nadie me pida más dinero de lo que está en el Presupuesto porque no lo va a tener, porque no lo hay, dada la situación de los mercados financieros, y no lo va a haber durante algunas semanas o incluso meses. No lo va a haber hasta que se normalice esa situación.

¿Qué dirá al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, cuando, a no mucho tardar, le pida dinero para proyectos emblemáticos tipo Ágora o el parque temático de Ferrari?

No creo que me pida dinero para esas cosas. No lo ha hecho y si mi pide dinero es lo de siempre: se quitará de otro sitio.

Y se hará.

Depende. Yo le dije al presidente, y por eso acepté, que yo quería que él siempre me escuchara, que yo siempre le diría mi opinión. Yo trabajo para un presidente que sé que no me va a pedir nada a lo que yo le pueda decir que no.

¿Ha sido irresponsable no haber aplicado una política de austeridad en toda regla hasta después de las elecciones?

Política de austeridad ya ha habido. En los dos últimos años ya se ha iniciado. Presentamos un plan de austeridad en Cortes que se está ejecutando muy bien. O sea que irresponsabilidad, no. Lo que pasa es que el hecho de que esto se adopte después de las elecciones... Esto es política, no solo economía. En política hay unas reglas y unos usos, que a veces no son correctos, pero ningún político en una campaña electoral diría que hay que cerrar un hospital. Y no se van a cerrar hospitales. Es lógico. Pero hay que hacerlo muy bien y requiere su tiempo. Yo llevo desde la Navidad del año pasado pensando qué se tiene que hacer. Por eso ahora toca escuchar. Mi responsabilidad es, con la máxima brevedad posible, pero con la máxima seguridad, proponer al presidente esas decisiones.

¿Dónde va a haber un mayor recorte del gasto?

Habrá medidas cualitativas, es decir que ahorras poco, como apagar un interruptor. Veo a muchos líderes sindicales y empresariales que dicen que hay que eliminar lo superfluo. Muy bien. Cuando me reuna con ellos les pediré que me digan qué es lo superfluo. ¿Dónde vamos a actuar? Primero se van a revisar línea a línea los presupuestos de cada conselleria y eso lo debe hacer cada conseller en su ramo y venir aquí y contármelo. Yo no le voy a decir lo que tiene que hacer. Lo que le voy a decir es que «tu, del presupuesto que tienes ahora en vigor y estás ejecutando, tienes que reducir un equis por cien» y eso se lo he dicho ya a todos. Y serán ellos los que me propondrán medidas. Yo las veré. Las que me gusten, bien, las que no, las discutiremos. Y luego iré al presidente y le diré: «Creo que tenemos que hacer esto». Y la decisión final la tomará el presidente. Pero insisto. Lo conozco y sé que no me pedirá algo a lo que crea que le puedo decir que no.

Ha dicho que no se va a tocar sanidad ni educación. ¿Tiene identificadas las grandes cuestiones donde habrá recorte?

Se van a optimizar. No se van a cerrar hospitales ni colegios ni se van a ampliar las listas de espera. Pero se pueden hacer muchas cosas.

¿El copago, por ejemplo?

Cuando oigo a la ministra de Sanidad, Leire Pajín, decir que el copago no porque ya se pagan impuestos...Cuidadito, porque no todos pagan impuestos. Quienes deberían pagar mucho pagan menos, no porque hagan trampas. Hay gente que paga impuestos y que, a lo mejor, podría hacer más esfuerzo y hay gente que no paga impuestos y que a lo mejor podría pagar algo. Porque uno de los problemas de este país es la economía sumergida. Y la recaudación está ahí. Hay estudios que dicen que es más de un 20 %. Ahí hay que actuar. Ver dónde está, por qué y evitarla. Eso permitiría, por ejemplo, que el copago no exista.

O sea, que recaudando más por la vía de aflorar economía sumergida se podría evitar el copago.

En este país no hay nadie que no ha llamado a una persona porque tiene un problema en su casa de intendencia y que la persona que ha ido le ha dicho: «¿Quiere usted factura?». No hay nadie a quien no le haya pasado. Eso no puede ser.

¿Ha cuantificado ya el recorte en el Presupuesto?

No. Sería un irresponsable si le dijera un porcentaje. De forma orientativa, le puedo decir que entre el menos uno y el menos seis. Pero se hace a partir de unos ingresos y no puedo decir qué recortes habrá porque no conozco mis ingresos.

¿Subirán impuestos?

No. Bajar, tampoco, pero subirlos sería suicidarnos.

¿Cómo va a hacer frente a los impagos a los proveedores, que están ahogando a muchas empresas?

Si yo saliera y dijera que a partir del 19 de julio voy a empezar a pagar sería un irresponsable. Ha dicho impagos y ahí no estoy de acuerdo. Impagos no hay. Querría ver a alguien a quien la Generalitat le debiera algo y no hubiera cobrado. Puede cobrar, tarde o muy tarde o escandalosamente tarde, como ahora, pero cobrar, cobrará. Solvente somos. Siempre vamos a recaudar impuestos y siempre vamos a recibir dinero del Estado. Lo que pasa es que ahora tenemos un problema de liquidez absolutamente impredecible y brutal. Mi plan de tesorería lo hice en enero y me ha saltado por los aires. Y mi problema es que ahora no puedo hacer un plan con la incertidumbre que hay. Ha saltado por los aires porque yo este mes tenía previsto haber ingresado el Fondo de Competitividad de 633 millones. Eso, la ministra [de Economía, Elena] Salgado, que debe estar pasándolo muy mal, trabaja muchísimo y es una cabeza muy buena, en esta ocasión, con premeditación, nocturnidad y alevosía, no nos lo ha ingresado. En el Consejo de Política Fiscal y Financiera se dijo que el déficit de 2011 sería del 1,3 % y nosotros dijimos que bien, pero con el nuevo modelo de financiación en toda su extensión, con el fondo de competitividad. Constó en acta. Lo aceptamos. Hicimos nuestro presupuesto con el 1,3 % y luego resulta que la ley cambia y donde decía «se deberá pagar» acabó en «se podrá».

No siempre la culpa es de Madrid. Alguna tendrá la Generalitat en los retrasos en los pagos.

Culpa, no. Algo de responsabilidad, sí. Hubo premeditación porque se dijo que sí cuando ya sabían que no lo iban a pagar y alevosía porque nos han hecho un roto a aquellas autonomías con una financiación per capita inferior a la media. Y da la casualidad que nosotros estamos en la cola porque hemos tenido un desastre de modelo de financiación desde el primero que se hizo. No entiendo por qué un valenciano debe tener peor financiación que un cántabro. Los expertos dicen que estamos dejando de percibir injustificadamente cada año 800 millones de euros.

¿Por qué va a ser vital la próxima reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera?

Voy a exigir a la ministra que ingrese inmediatamente ese fondo y me voy a comprometer con los proveedores de la Generalitat a que si ese fondo se ingresa no voy a reducir pólizas, sino que irá íntegramente destinado a pagar a proveedores y reduciré los plazos de pago de forma espectacular. También pienso exigir lealtad institucional con el tema de las autorizaciones de endeudamiento, porque hay autonomías a las que se les autoriza y a otras, no. A mi me autorizaron, pero me pusieron en el grupo de las que probablemente no van a cumplir. Así no se puede trabajar. Ahora mismo tengo deuda, que me tienen que autorizar, porque la tengo presupuestada y no admito que me digan que no porque no ven claro esto o lo otro. Los proveedores están en la calle, la gente no puede estar sin cobrar. La mejor política social que se puede hacer ahora es pagar, pero para pagar necesito el fondo de competitividad, que me resuelve el 30 % del problema. Y ahora vamos al segundo problema, que son los mercados de deuda. Todas las autonomías... Es que me estoy cabreando, cuando hablo de estas cosas, porque es que llevo muchos años sufriéndolo. Ojo, catorce. En catorce años he trabajado con gobiernos del PP y del PSOE en Madrid...

Y con todos ha sido igual.

Prácticamente, sí. Normalmente, el Estado tiende a demonizar a las comunidades autónomas. Ha pasado siempre, con PP, con PSOE y con IU pasaría igual. Pero bueno. Ahora los mercados de deuda se cierran por culpa de Grecia, por culpa de gente que dice: «Esto está en quiebra» [un dirigente del PP en Castilla-La Mancha], por culpa de gente que dice que la Generalitat no tiene dinero para pagar su nómina [dirigentes del PSPV] cuando es falso, gente que dice que las nóminas de la Generalitat las paga El Corte Inglés o Mercadona, ¡por favor!. Entonces, los mercados de deuda están cerrados, bueno, no existen. Hay operaciones continuamente en las comunidades y en el propio Estado, que vencen y se renuevan. Las declaraciones de algunos irresponsables, muchas veces políticos, muchas veces financieros u otras veces, con la etiqueta de «Yo soy el gurú de las finanzas y soy el que califico la deuda», han acabado provocando que lo de Grecia, que es muy grave, y lo de Portugal, se extienda a muchos otros países, sin ningún motivo. Los mercados son histéricos, temerosos, la falta de confianza les aterra. Antes, todos tus vencimientos se iban renovando automáticamente. Jamás me había preocupado sobre si se renovaba un papel comercial o un préstamo. Nunca.

¿Ahora es su principal preocupación?

Ahora no me deja dormir. Con el conseller de Economía lo hemos hablado. No dormimos por ese problema. ¿Por qué?, porque yo tengo un problema y sé que tengo instrumentos para solucionarlo, aunque sean decisiones muy duras, y duermo. Pero es que en esto no puedo influir. Y me agarro cada cabreo cuando oigo a alguien que dice de la Generalitat o de cualquier otra comunidad que está en quiebra o que no puede pagar la nómina... Eso ahora no se puede decir. Primero, porque no es verdad y segundo porque lo único que consigues es agravar la situación. Yo lo veo. Yo renuevo algunos días todo, pero cuando Merkel dice que Grecia no sé qué, me tiro tres o cuatro días sin renovar. Ahí está el problema, porque el dinero que tengo que destinar a pagar a proveedores, nóminas u hospitales lo tengo que destinar a amortizar anticipadamente unas operaciones que hace diez meses no estaba previsto que eso ocurriera. Ahí admito la responsabilidad. Yo, mis técnicos y los que elaboran informes para que hagamos previsiones fuimos incapaces de prever lo que ha ocurrido. Ni nos lo imaginábamos. Nos equivocamos. No supimos prever la tormenta, bueno, esto es un tsunami donde hay muertos, los parados.

¿Está la situación peor que hace un año?

No. Si no, yo no hubiera aceptado ser conseller. Esto tiene solución, seguro. Ya empiezo a ver brotes verdes. Lo de Grecia hace diez días fue mano de santo. Desde entonces, la prima de riesgo se ha ido relajando. Grecia ya no preocupa tanto. Las exportaciones empiezan a moverse. Veo a pequeños empresarios y autónomos con algo de ilusión. Bankia es vital, si sale bien es la mejor noticia. Es más, a pesar de mi pésima retribución como conseller, que asciende a 57.000 euros brutos al año, voy a comprar acciones de Bankia.

¿No le ha afectado en su decisión el sueldazo que van a cobrar el presidente, el vicepresidente y el consejero delegado de Bankia, que se repartirán 10,15 millones al año?

Mucho, pero porque me gustaría ser como ellos (risas).

¿Le parece censurable?

En los tiempos que corren, sí. Una persona que está al frente de una entidad de ese calibre tiene una responsabilidad enorme y eso hay que retribuirlo. Los tiempos que corren no son quizás para eso, pero tampoco entiendo por qué Leo Messi tiene que cobrar lo que cobra. Me parece que no es adecuado en las actuales circunstancias.

¿Tiene crédito la Generalitat en los mercados internacionales para seguir financiándose, pese a su elevada deuda?

Con cuentagotas, pero porque no hay mercado. Los mercados desconfían y no prestan a ninguna autonomía.

¿Prevén lanzar nuevos bonos patrióticos?

No, porque eso solo se puede hacer una vez. No me puedo permitir, ni debo porque mi solvencia no lo justifica, lanzar una emisión al 7,5 %. Toda colocación por encima del 5 o del 5,5 % hoy día no es admisible. Los bonos patrióticos fueron en un momento muy delicado en el que los mercados estaban muchísimo peor que ahora.

Antes, descolgaban el teléfono y Bancaja y la CAM les echaban una mano en términos financieros. ¿Han empezado a notar que Bancaja, a través de Bankia, ya no la controlan?

Es una visión anacrónica lo que me dice. Hace años puede que fuera así. Hoy no vale. Hoy la CAM, la Caixa, Bancaja, la Caja de Asturias, hubiera lo que hubiera, si estuviera aquí ahora, levantar un teléfono no sirve de nada. Lo que sirve es que tengas credibilidad, que los bancos confíen en tí y esa credibilidad la ganas tomando medidas y gestionando lo mejor posible. A mí me da igual llamar a Bankia, el Santander o Bankinter. Es lo mismo. Si no tengo credibilidad, no me lo van a coger.

Como economista, ¿comparte la petición de tantos empresarios de que, con la crisis de la deuda, los dos grandes partidos deberían haber unido fuerzas y hacer un gran pacto?

Absolutamente. Los grandes y los pequeños. Eso va a pasar y si no pasa nos lo van a imponer desde fuera. [Sin un pacto] acabaríamos muy mal, porque hay decisiones de recorte que no se pueden adoptar si no es todos a la vez, porque la legislación lo prohibe en materia de sanidad o educación, por ejemplo sobre medicamentos o su dispensación, en universidades.

¿Tiene alguna noticia de qué va a hacer el PP de Rajoy para sacarnos de la crisis si gana las próximas elecciones? Los demás no lo sabemos.

Yo tampoco. Lo tiene muy difícil, porque la situación es muy complicada. La confianza se gana trabajando, tomando decisiones a veces duras, pero coherentes. Nosotros [los políticos], hoy día, estamos muy mal vistos, pero no puede ser que en un momento dado se aprueben 400 euros para todos y al año siguiente le bajes el sueldo a los funcionarios. Ahí es donde perdemos la credibilidad.