La rebaja temporal del IVA para la compra de vivienda nueva aprobada por el Gobierno hace ahora un mes ha pasado sin pena ni gloria por un sector que no consigue levantar cabeza. La terapia ideada por el ministro de Fomento, José Blanco, para "dar salida al stock de viviendas y reactivar el sector de la construcción", a la espera de conocer las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), no ha conseguido doblegar la tendencia a la baja de las operaciones con inmuebles nuevos, cuyo excedente, sólo en la Comunitat Valenciana, asciende a 133.000 inmuebles.

Vicente Beltrán, vicepresidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Valencia, es tajante: "Nosotros, que hemos realizado varios sondeos a lo largo del mes, podemos decir que no ha tenido ninguna repercusión sobre las ventas". "Si hemos percibido -señaló- cierta desorientación entre los consumidores, que piensan que la rebaja afectaba también al Impuesto sobre las Transmisiones Patrimoniales (ITP)".

Sólo la presidenta de la Feria Urbe, Vicenta Pastor, considera que esta medida, a la larga, podría "despertar cierto interés" entre los posibles compradores aunque precisó que, de momento, resulta imposible cuantificar su repercusión. Vicenta Pastor hizo hincapié en que "lo que necesita este sector es una reforma estructural desde el punto de vista fiscal y administrativo".

La rebaja temporal del IVA para la vivienda nueva, con la que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, pretendía aliviar la carga de activos inmobiliarios que tanto peso ha alcanzado en los balances de las entidades financieras, había sido cuestionada desde el mismo día de su aprobación por el G-14 -grupo que integra a las principales inmobiliarias españolas-. Su presidente, Pedro Pérez, insistió en que el impulso para el sector solo se puede alcanzar mejorando el acceso a la financiación, que en la actualidad se encuentra prácticamente cerrado. La única espita es la que abren los propios bancos y cajas para colocar sus propios inmuebles.

Este tema es el que trae de cabeza a las inmobiliarias y a los API, que consideran que la postura de las entidades financieras de conceder créditos únicamente para las transacciones de su propio stock de viviendas, "marginando las operaciones externas", está produciendo un estrangulamiento del sector, que sólo consiguió ver cierta luz en el último trimestre del año pasado, con el incremento de ventas propiciado por el anuncio del final de la desgravación en el IRPF.

Vicente Beltrán critica que bancos y cajas estén vendiendo actualmente por encima del precio de mercado, a costa de conceder préstamos en condiciones parecidas a las que lo hicieron con la burbuja inmobiliaria (préstamos cercanos al 100 % del precio y de hasta 40 años), lo que limita la competencia y condiciona el ajuste de los precios.

Las cifras por las que está pasando el sector en la Comunitat Valenciana no ofrecen dudas; en el mes de junio las operaciones de compraventa se volvieron a desplomar un 29 %.

Los bancos intermedian

entre los compradores y los clientes morosos

La necesidad de las entidades financieras de deshacerse del lastre provocado por la morosidad en el sector inmobiliario y el elevado excedente de viviendas que han tenido que asumir desde la explosión de la burbuja inmobiliaria ha llevado a los responsables de las entidades a buscar alternativas más allá de la propia oferta y la facilidad de financiación. La última idea, que ya ha comenzado a ponerse en práctica en algunas sucursales de Valencia según aseguraron fuentes solventes a Levante-EMV, consiste en facilitar la venta del inmueble a los clientes que no tienen medios para continuar pagando las hipotecas. En estos casos permite al usuario potencialmente moroso que venda su piso, facilitando la financiación para adquirirla al nuevo comprador siempre que cumpla unas condiciones de solvencia. De esta forma evitan recargar sus balances con nuevos activos inmobiliarios o con préstamos de dudoso cobro.