La crisis financiera y la desaforada concentración del negocio que las entidades valencianas llevaron a cabo durante los años de bonanza han terminado por retratar al Banco de Valencia, gestionado por los hombres de Bancaja desde que esta compró un 24 % del capital en 1994, que luego elevó al 39 %. Hacía meses que la entidad era objeto de rumores sobre su situación interna, su gestión y su solvencia y ayer acabaron por concretarse cuando trascendió que el banco, ahora controlado por el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, tiene un agujero de 600 millones de euros y que el Banco de España le ha dado de plazo hasta finales de diciembre para que presente un plan de recapitalización y saneamiento, según informó el diario El Mundo desde Madrid.

A primera hora de la mañana, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) suspendió la cotización de las acciones a la espera de que el Banco de Valencia aclarara la mencionada información y los posibles movimientos que se estuvieran fraguando sobre su futuro. Lo hizo pasadas las tres de la tarde y, cuando volvió a cotizar en los mercados, los inversores le dieron la espalda, hasta el punto de provocar un desplome del 8,05 % en el valor de las acciones, que cerraron a 0,8 euros.

No debió convencerles el comunicado en el que el Banco de Valencia admitió que está siendo objeto de una inspección ordinara por parte del Banco de España y que hasta que no termine el trabajo de los inspectores "no será posible determinar las necesidades de recapitalización y/o saneamiento" que en cualquier caso precisa la entidad. De hecho, recordó que la junta de accionistas autorizó al consejo a aumentar el capital social hasta en 60 millones. Como reconoció que esta cifra tampoco podía ser suficiente, apuntó que el consejo está facultado para incrementar en un 50 % el capital social del banco.

No obstante, las diversas fuentes consultadas se mostraron totalmente convencidas de que el futuro de la entidad no está precisamente en una ampliación de capital, sino en su recapitalización a través del FROB, es decir, con dinero del Estado. Esta es una de las salidas que el conseller de Economía, Enrique Verdeguer, admitió ayer que están analizando, en contacto con la propia Generalitat, el Banco de España y Bankia para "dar estabilidad" a la entidad valenciana. Según el conseller, se están barajando posibilidades como la intervención del FROB o la incorporación de alguna entidad privada. De sus palabras se deduce en primer lugar que Bankia no se ha ofrecido para cubrir las necesidades de capital de su filial, algo lógico si tenemos en cuenta que el banco presidido por Rodrigo Rato necesita captar 1.140 millones para cumplir con las nuevas exigencias de capital de la Autoridad Bancaria Europea. Tan es así que fuentes del BFA aseguraron a Efe que su participación en el Banco de Valencia "es puramente financiera, sin funciones ejecutivas", lo que es sorprendente si tenemos en cuenta que tanto el consejo como la gestión las ha controlado desde 1994 Bancaja, que tiene el 37 % del capital del BFA. Las fuentes consultadas entienden que esta respuesta es una constatación más de la progresiva pérdida de influencia de Bancaja (y su presidente, José Luis Olivas) en Bankia y la más que probable intención del equipo de Rato de deshacerse del "problema" valenciano. Lo cierto es que el conocimiento de las dificultades de la entidad han trascendido una semana después de que Olivas dimitiera como presidente del Banco de Valencia alegando una incompatibilidad con la vicepresidencia ejecutiva de Bankia. Su salida -tres semanas después de la del consejero delegado, Domingo Parra-, ha dejado ambos cargos en manos del ex director general de Bancaja y Bankia, Aurelio Izquierdo. Olivas y Parra fueron llamados a capítulo por el Banco de España en septiembre. Parra no acudió por estar enfermo. Dos semanas después dejaba el banco.

La cuestión es que las fuentes financieras consultadas, que dudan mucho de que se produzca una intervención del supervisor como en la CAM, aseguran que no se dan en estos momentos las circunstancias adecuadas para que otra entidad salga al rescate del banco. La mayoría con tamaño para hacerlo está en la puja por la CAM y, como afirmaba uno de los consultados, "nadie mira ya el libro de venta del Banco de Valencia que Bankia había distribuido hace meses". No obstante, la situación variaría si entra el FROB, rebaja el valor del banco, como ha hecho con Novacaixagalicia, y aplica un esquema de protección de activos. Entonces, la apuesta por hacerse con el banco sería más atractiva.

Compromís y Esquerra Unida piden responsabilidades al Partido Popular

La coalición Compromís pidió ayer al Partido Popular que "depure responsabilidades" por la situación del Banco de Valencia. Dirigentes de Compromís hicieron público un comunicado en el que consideran que la situación del banco valenciano es "el último exponente de la pésima gestión llevada a cabo por el Partido Popular de las entidades financieras valencianas". "Hay que reconocer que es difícil hacerlo peor. El alejamiento de los centros de decisión financieros de nuestra comunidad es una mala noticia para todos los valencianos", aseguró el portavoz de esta formación en el Ayuntamiento de Valencia, Joan Ribó.

Por su parte, la portavoz de EU en Les Corts, Marga Sanz, censuró que el PP haya "colocado" en entidades financieras valencianas como la CAM y el Banco de Valencia "a gente totalmente incompetente", como a su juicio se ha demostrado con la intervención de la primera y la "hipotética" de la segunda. Del banco, censuró que sus responsables hayan "jugado con el dinero de los valencianos desarrollando actividades de alto riesgo y olvidando las funciones de promover el tejido productivo valenciano y ayudar a las familias valencianas".