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Pocas entidades españolas han mostrado en los últimos años un deseo tan claro de crecer y hacerse "mayores" como lo ha hecho el Banco Sabadell. La entidad catalana ha intentado participar en casi todas las operaciones de adquisición que se han producido en el sector financiero nacional en los últimos tiempos, en ocasiones con éxito, como la compra el año pasado del Guipuzcoano, y otras sin tanta fortuna, como en su fallido intento de controlar el Pastor, que ha acabado en manos de su rival, el Banco Popular.

Sin embargo, hasta ahora nunca había tenido la oportunidad de cobrarse una pieza del tamaño de la CAM, que podría suponer su salto definitivo a la "primera división" de las finanzas nacionales (superaría en volumen de activos a Banesto, por ejemplo) y le ayudaría a completar el giro iniciado hace un par de años desde su especialización en el segmento de empresas a una banca más generalista. Por eso, a nadie le sorprendió su atrevimiento el pasado jueves al pujar por la caja alicantina, a pesar de que el resto de postores -especialmente BBVA, Santander y Caixabank- decidiera retirarse.

A nadie se le escapa tampoco que, con la reestructuración de las cajas de ahorros y la creación de entidades de mayor tamaño, "todos los bancos medianos españoles necesitaban crecer también", como explica el catedrático de Historia e Instituciones Económicas, Jordi Palafox.

Una historia centenaria

El Banco Sabadell nació en 1881 con el objetivo de financiar la industria local de esta población barcelonesa, especialmente la dedicada al textil y al carbón, y desde entonces siempre se ha volcado en el segmento empresarial del negocio financiero. No fue hasta 1965 cuando inició su expansión fuera de su población natal y sólo diez años después abrió su primera sucursal fuera de Cataluña, en Madrid. Fue consolidando su red mediante crecimiento orgánico hasta que en 1996 realizó su primera gran adquisición: las del Grupo NatWest España, que opera con la marca Solbank, y que lo convirtió en el sexto banco español.

Otro de sus grandes hitos fue cuando en el año 2000 la Caixa entró en su capital y se convirtió en su mayor accionista. Bajo la tutela de la caja de la "estrella", la entidad compró el Banco Herrero, el Atlántico y el Urquijo dando un nuevo salto en su expansión. No obstante, el actual Banco Sabadell se gestó realmente cuanto la gran caja catalana decidió salir de su accionariado en el año 2006, en gran parte por las desavenencias que mantenía su presidente, Josep Oliu, con su socio de referencia.

Oliu buscó entonces conformar un núcleo duro de accionistas en el que implicó a varios de los mayores empresarios de Cataluña que en la actualidad se sientan en su consejo de administración. Entre ellos destacan el dueño de Mango y presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Isak Andic; el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara Bosch; el de Porcelanosa, Héctor María Colonques; o el de pinturas Titán, Joaquín Folch-Rusiñol. En su día se aseguró que este grupo de empresarios llegó a desembolsar hasta 1.300 millones de euros por el 15% del banco que controlan.

Con estos nuevos propietarios, la entidad siguió su política de adquisiciones -el TransAtlantic Bank y el Mellon United National Bank en Miami- y alianzas -con la aseguradora Zurich-, que culminó el año pasado con la OPA lanzada sobre el Banco Guipuzcoano.

El fichaje de Guardiola

A base de trabajo, el Sabadell consiguió convertirse en "una de las entidades con mejor imagen de marca", en especial entre los pequeños y medianos empresarios, su público objetivo durante muchos años, según recuerda Jordi Palafox. Fue precisamente ese prestigio el que utilizó la entidad cuando el año pasado decidió ampliar sus miras y contrató para ello al entrenador del FC Barcelona, Josep Guardiola. El eslogan de la campaña para captar clientes particulares lo dejaba bien claro: "El banco de las mejores empresas. Y el tuyo".

Es en esta estrategia en la que encaja a la perfección la CAM, una entidad con gran implantación en el segmento minorista, con más de 3,3 millones de clientes particulares. Además, la mayor parte del negocio procede de la Comunidad Valenciana y Murcia, dos zonas en las que el Sabadell tiene una implantación muy limitada, lo que facilita la integración de ambas entidades. Juntas sumarían 2.300 oficinas y más de 17.000 empleados.

El problema, precisamente, es que el tamaño de ambas -95.700 millones de volumen de activos el Sabadell, y 71.000 la CAM- es demasiado similar, lo que hace que al digestión de la caja alicantina pueda resultar demasiado pesada. Además, la CAM presenta una morosidad de más del 20% y una exposición al ladrillo de más de 16.000 millones, si se suman los créditos al promotor y los inmuebles y terrenos adjudicados. A ello hay que sumar el capital que deberá aportar el grupo catalán para garantizar el mínimo exigido por ley y los enormes vencimientos de deuda de la entidad de los próximos años.

Para el catedrático de Instituciones Económicas, sin embargo, este inconveniente "se arregla con las cuantiosas ayudas públicas" que el Sabadell recibiría del FROB por quedarse la caja, una opinión que seguro comparten en Sabadell.

Una operación que genera muchas dudas

No todos los economistas acaban de ver clara la puja del Sabadell por la CAM. Uno de ellos es el catedrático de Análisis Económico y miembro del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, quien, a falta de conocer la "letra pequeña" cree que es "un muy mal indicador que las grandes entidades se hayan retirado de la puja". No obstante, Maudos también recuerda que estas grandes entidades son las que se han visto afectadas por la decisión de la UE de aumentar las exigencias de capital a los bancos sistémicos, lo que les ha obligado a buscar más recursos propios y, seguramente, ha influido negativamente en su decisión. Otro analista consultado, que en esta ocasión prefiere guardar el anonimato, señala también la posibilidad de que finalmente el Banco de España decida posponer la resolución de la subasta hasta que el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy haya tomado posesión. "La sensación general es que no era el momento de adjudicar ninguna entidad y que el Banco de España ha patinado", señala el citado experto, que recuerda que Rajoy se ha reunido esta semana con los principales banqueros del país "no precisamente para hablar del tiempo". Sin embargo, otras fuentes afirman que el supervisor continúa decidido a solventar la subasta de la CAM esta misma semana -posiblemente el viernes- por lo que muy probablemente la entidad acabará en manos del Sabadell, siempre que la oferta presentada por los catalanes -la única conocida- tenga viabilidad y supere el examen de los técnicos de la institución presidida por Miguel Ángel Fernández Ordóñez. En caso contrario, una opción sería vender sus activos por separado.