Hoy se cumplirán diez años de la introducción del euro en la Unión Europea. La «nueva» moneda,que forma parte de nuestra vida cotidiana desde hace ya una década, se ha convertido en un símbolo de integración económica y monetaria entre los diecisiete Estados que la han ido adoptando desde el 1 de enero de 2002 pero también supuso, desde el primer momento, un desconcierto para la mayoría de los ciudadanos, que miraron con recelo la llegada del euro. La opinión pública ha estado dividida desde su puesta en circulación, ya que se ha insistido en que la entrada en vigor del euro había provocado un aumento de la inflación de los precios. A pesar de todo, la creación de la zona euro en un continente tan heterogéneo como Europa constituye un logro muy significativo y así lo demuestran las 330 millones de personas que usan, a día de hoy, la moneda.

Tras una serie de preparativos previos centrados en el diseño y la producción de los billetes y las monedas se puso en circulación el euro. 1924 millones de billetes y 7.055 millones de monedas fueron los volúmenes que se fabricaron en España a partir del 1 de enero del 2002 para satisfacer la demanda inicial y proporcionar los stocks que requería nuestro país.

Aparte de la campaña de información que organizó el Banco Central Europeo y el Banco de España a base de folletos, anuncios en prensa y televisión, se organizaron varios actos especiales dedicados al euro como una conferencia y una exposición, que contaron con la asistencia de su majestad el rey don Juan Carlos I, entre otras personalidades.

El éxito del euro

Diez años después de su lanzamiento, el euro ha seguido una trayectoria muy exitosa. Así lo asegura la Comisión Europea (CE) incidiendo en los logros que ha obtenido la moneda desde sus inicios.

La eliminación del tipo de cambio, cuyo ahorro para las empresas se puede evaluar entre unos 20.000 y 25.000 millones de euros al año es el primer aspecto positivo. También lo es la eliminación de los costes de conversión para las transacciones bancarias entre divisas, que constituía un gasto para sus usuarios cuando cambiaban de una moneda a otra.

Además, el euro ha permitido un reforzamiento de los mercados financieros de la eurozona, a la vez que ha aportado flexibilidad y liquidez a esos mercados.

También ha facilitado la competencia entre los operadores financieros y las concentraciones empresariales transfronterizas en la zona euro, posibilitando la aparición de instituciones financieras y negocios más competitivos. Finalmente, el euro ha facilitado el comercio internacional de las empresas europeas (actualmente se estima que el 20% de los intercambios mundiales se efectúa en euros).

En cuanto a la inflación, esta se ha mantenido por debajo del 2%, una cifra de la que el Banco Central Europeo se siente «orgulloso», pues en comparación con hace veinte años, la inflación alcanzaba cifras de dos dígitos.

Incremento de los precios

La llegada del euro, sin embargo, no ha sido bien acogida entre la mayoría de la población europea. Los ciudadanos se han quejado del incremento de precios que ha provocado el euro a lo largo de estos años, que no se ha visto reflejado en el aumento de los sueldos.

Un informe de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) refleja que en España, la cesta de la compra ha subido un 48 % mientras que los salarios de los trabajadores lo han hecho sólo un 14%. Concretamente, el pan subió una media del 24% entre septiembre de 2001 y enero de 2002 y, desde esa fecha ha seguido subiendo alcanzando hoy un 49% más que entonces. Además, los huevos han experimentado un aumento del 114%, pasando de 0,07 euros la unidad a 0,1. El incremento de la leche ha sido del 48% y, en cuanto a la carne de vacuno, la OCU advierte que se ha incrementado un 36% y las patatas un 116%

Los ciudadanos aseguran que el incremento se ha notado en las cosas más pequeñas que cuestan mucho más dinero que lo que costaba antes.

Maria, una ama de casa de 52 años con marido y dos hijos adolescentes a su cargo, asegura «el euro nos ha engañado psicológicamente. Piensas que 3 euros son 300 pesetas y no parece caro, pero si haces el cálculo se nota que ha incrementado todo, desde la cesta de la compra, hasta la ropa o el calzado y, como consecuencia el nivel de vida, en general».

Los consumidores mayores también coinciden con esta idea y añaden que han tenido muchas dificultades para adaptarse al euro. Actualmente a muchos de ellos les sigue costando aceptar el cambio de moneda, pues aún piensan en pesetas como es el caso de Asunción, una jubilada de 75 años. «Yo todavía no me acostumbro al euro y eso que han pasado ya diez años. A mi la peseta me venía muy bien, ahora tengo que estar calculando lo que cuestan las cosas cada vez que me hablan del precio en euros»

También en el transporte como en las viviendas se ha visto reflejada la subida de los precios. La OCU destaca que el tren es entre un 45% y un 58% más caro y, que el incremento que se ha producido en la vivienda es del 66% « pese a las considerables bajadas desde que empezó la crisis». Lo mismo ha ocurrido en el sector del ocio y la cultura pues los museos se han incrementado en un 26%.

Del único beneficio que los consumidores han podido favorecerse es concretamente, del televisor ya que, según los mismos, este cuesta poco más de un tercio de lo que se pagaba en los inicios del euro, además del ordenador que cuesta un 15% más.