El coche eléctrico no termina de enchufarse en la Comunitat Valenciana y España a pesar de las importantes ayudas económicas. Los datos hechos públicos ayer por la Agencia Valenciana de la Energía (AVEN) no dejan lugar a dudas: desde la convocatoria de las subvenciones -que llegan hasta los 7.000 euros- para la compra de este tipo de vehículos, en el año 2008, hasta el pasado mes de noviembre sólo se habían concedido siete para los puramente eléctricos, frente a las 1.120 para los coches híbridos. Además, de las siete, sólo una era para un turismo, mientras que las otras seis eran para motos o cuadriciclos eléctricos.

Estas cifras no desentonan con las que se registran en el resto de España. El Instituto de Estudios de la Automoción (IEA), se felicitaba por el incremento del 400% en las ventas de vehículos eléctricos en 2011, un porcentaje que puede resultar engañoso, ya que el número total de ventas fue de sólo 375 unidades. Esta cifra, además, tiene otro pero, que la mayor parte de los vehículos los adquirieron empresas para sus flotas o administraciones públicas, lo que demuestra el escaso interés de los particulares por este tipo de coches, a pesar da las multimillonarias inversiones en este tipo de tecnología por parte de las grandes marcas de la automoción.

En donde sí han conseguido un buen nicho los fabricantes ha sido en los turismos de tecnología híbrida, cuyas ventas en España el año pasado alcanzaron las 1.342 unidades.

Una de las principales razones del desapego de los consumidores hacia los vehículos movidos por baterías, según han recogido diferentes estudios de mercado, es tanto el elevado precio -rondan los 30.000 euros- como las limitaciones de movilidad.

Los grandes constructores esperaban de 2011 algo más. Renault, General Motors, Toyota, Nissan iniciaron el lanzamiento de nuevos modelos eléctricos. El presidente del grupo Renault, Carlos Ghost, anunció a principios del año pasado que junto a su aliado japonés Nissan, pretendían poner en circulación millón y medio de vehículos impulsados por energía eléctrica hasta 2016.

Sin embargo, estas cifras parecen muy lejos de cumplirse a corto plazo. La consultora KPMG, en su informe anual, aplaza las expectativas. En una encuesta realizada a ejecutivos del mundo del motor en vísperas del Salón de Detroit -uno de los más importantes del mundo-, dos de cada tres opinaban que el papel de los vehículos eléctricos en el sector de la automoción va a ser prácticamente minoritario en los próximos quince años. Un pronóstico completamente opuesto al que en su día hizo el ministro de Industria del Gobierno de Zapatero, Miguel Sebastian, que aventuró que aventuró la matriculación de 20.000 coches libres de emisiones en 2011 -en realidad sólo se matricularon 375-.

Sebastián fue, precisamente, quien más apostó por el desarrollo de esta tecnología mediante el proyecto Movele, con el que pretendía impulsar tanto las ventas como la instalación de puntos públicos de recarga, apoyándose en ayudas y subvenciones públicas.

Problemas con los puntos de recarga

Un informe de Accenture apuntaba recientemente a la escasa disposición de las empresas del sector a instalar puntos de carga públicos, a pesar de las subvenciones. Los estudios piloto que se han realizado desvelan el riesgo de que los posibles usuarios de estos puntos no los utilicen, optando por la recarga en el propio hogar. El principal problema para las empresas es el elevado coste de estas instalaciones, que en el caso de las de carga rápida -en treinta minutos-, suponen una inversión superior a los 35.000 euros, lo que compromete la amortización de los costes. La falta de confianza de los instaladores en un cambio de actitud de los posibles usuarios y el temor de estos últimos a adquirir coches eléctricos ante la escasez de puntos de recarga, está llevando a este sector a un callejón sin salida, a pesar de gran esfuerzo económico de los fabricantes. m. a. s. valencia