Ruralcaja está negociando con una decena de cooperativas de crédito valencianas su incorporación a Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), el grupo del que es entidad cabecera y del que forman parte otras catorce entidades de la Comunitat Valenciana. Fuentes del sector aseguran que los contactos se han intensificado tras anunciarse el pasado diciembre la unión entre Ruralcaja y la andaluza Cajamar, cuyas asambleas aprobarán el próximo día 17 la constitución de Cajas Rurales Unidas, una nueva entidad, controlada por la almeriense, que será la cabecera de un grupo en el que se integrará CRM y las rurales (cinco valencianas) que forman parte del grupo cooperativo Cajamar. Estas fuentes explican que entre una mayoría de las quince cooperativas de crédito autonómicas que siguen independientes había dudas sobre en cuál integrarse, en vista de las presiones cada vez mayores del Banco de España para poner fin a la atomización del sector.

Las incertidumbres se habrían disipado con el acuerdo entre Ruralcaja y Cajamar, de tal forma que esas entidades habrían optado por CRM, aunque no es descartable apuntar que aquellas que estaban negociando con Cajamar hayan sido derivadas directamente a CRM como consecuencia de su acuerdo con Ruralcaja. La cuestión es que las fuentes consultadas apuntan que el primer fruto de las mencionadas conversaciones puede verse en el plazo de pocas semanas con la entrada en CRM de entre una y tres rurales. El destino del resto, hasta un máximo de diez, es de momento una incógnita pero las fuente consultadas tienen pocas dudas de que seguirán el camino de las otras. Cabe recordar que Alcora, Betxí, l'Alcúdia y Algemesí se salieron en el último momento del proyecto CRM, aunque con la intención de incorporarse un día al mismo, y que, de la decena de rurales castellonenses que vieron fracasar el proyecto de unión nacional denominado Solventia, una de ellas -Castelló- se integró en Cajamar.

Las citadas fuentes aseguran que, paralelamente, la andaluza y Ruralcaja han intensificado los contactos para tratar de incorporar a Cajas Rurales Unidas a otras entidades del resto de España, todas ellas miembros de la Asociación Española de Cajas Rurales (AECR). En este caso las conversaciones están poco avanzadas, según estas fuentes, pero todos esos movimientos han generado un gran malestar entre las socias de la AECR, una organización bajo cuyo paraguas está el Banco Cooperativo y el grupo Caja Rural y de la que no forma parte Cajamar.

Así, la agencia Efe informó ayer, citando fuentes del sector, que la mayoría de rurales de la AECR cree que la andaluza quiere "controlar" el grupo Caja Rural para poder sanear su balance a costa de éste, tras el anuncio de fusión con Ruralcaja. Las "sospechas" se basan en que esta última operación tiene un excedente de recursos propios próximo a 900 millones que serían insuficientes para cubrir el deterioro de su cartera crediticia y los costes de reestructuración.

Estas críticas provocaron el enojo de Ruralcaja, que a través de un portavoz oficial afirmó que su permanencia en la AECR "se había contemplado como un ejercicio de solidaridad obligado en el mundo cooperativo de crédito, pero, dada la postura que están adoptando algunas cajas de la misma, se va a valorar la no continuidad , pese a que ello suponga un aumento de costes para las cajas que permanezcan".