La auditoría que el consejo del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) encargó el pasado mes de febrero, con el apoyo de los vocales valencianos, para revaluar la participación de Bancaja y su filial el Banco de Valencia en el grupo ha caído al baúl de los recuerdos por la fuerza de los hechos. La consultora KPMG ha terminado ya su informe y lo ha trasladado a la entidad, pero ya no tiene ninguna utilidad y, según fuentes del consejo de BFA, ha quedado paralizada. No es para menos, si tenemos en cuenta que el banco ha sido nacionalizado y las siete cajas que lo integran han perdido la propiedad que cada una adquirió con la fusión. Ya no hay nada que revalorar. Todo está en manos del FROB.

Por otro lado, fuentes financieras aseguraron a este diario que el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, estuvo muy implicado en la gestión y el desarrollo de la unión entre Bancaja y Caja Madrid que dio lugar al grupo. Tras el pacto entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, sobre la reforma financiera, el gobernador presionó para que ambas entidades se fusionaran, después del fracaso de la operación para aliar a Caja Madrid con CAM y Caixa Galicia. Estas fuentes recuerdan que en aquella tesitura coincidieron dos factores: que el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, andaba a la búsqueda de una entidad de ahorros que le permitiera crear un gran banco y le compensara de su exposición al sector inmobiliario, mientras que el de Bancaja, José Luis Olivas, empezaba a convencerse, aunque no lo confesara en público, de la necesidad de buscar un aliado ante los problemas que ya padecía la caja. Es decir, el hambre con las ganas de comer.

Estas fuentes aseguran que la implicación de Ordóñez se puso de relieve en las al menos dos ocasiones en que contactó con el líder del PSPV, Jorge Alarte, para que este partido no pusiera obstáculos. La primera fue tras consumarse la fusión en junio de 2010 y tras constatar Olivas que los socialistas valencianos se iban a mostrar beligerantes con la operación. La segunda se produjo al año siguiente, cuando la elección por Olivas como consejero de BFA del empresario Remigio Pellicer, nombrado en Bancaja a propuesta del PSPV, en lugar de la persona designada por los socialistas: su exdiputado José Camarasa.