El acuerdo de la junta directiva de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), el jueves de la semana pasada, de oponerse a la ampliación del Palacio de Congresos por considerarla una inversión innecesaria en estos momentos ha puesto de relieve las cada vez más tensas relaciones entre la patronal y el enorme poder político del PP en el Consell y el Ayuntamiento de Valencia, pero también ha devenido en un movimiento para atar en corto al presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, quien debe su cargo a la CEV pero que en los últimos meses, a juicio de los dirigentes patronales, se ha escorado en exceso hacia los intereses de la administración autonómica.

No se recuerdan por estos pagos tensiones como las que se están viviendo, una falta de sintonía que durante muchos años, casi todos los que lleva el PP en el poder, ha sido marca de la casa entre patronal y Generalitat. Claro que antes de la crisis todo era distinto. Los millonarios impagos del Consell a las organizaciones empresariales han obligado a estas a presentar ERE y reducir de manera considerable sus estructuras y su capacidad de actuación. La Cámara, por su parte, se ha quedado sin ingresos fijos al suprimirse las cuotas obligatorias y su futuro es un incógnita. En este contexto, la presión patronal ha ido in crescendo en los últimos meses. Y el Consell también ha reaccionado. La asistencia, a la vuelta de vacaciones, del presidente de la patronal autonómica Cierval, José Vicente González, a un acto de los socialistas al que fue invitado y algunas manifestaciones públicas suyas de carácter crítico, no gustaron nada al PP y al Consell, muy sensibles siempre ante la discrepancia de cualquiera al que consideren de los suyos. «Vemos que la administración es cada vez más dura y que maniobran para minar a quien no comulga con ellos», afirma una fuente. Es ahí donde los dirigentes empresariales consultados sitúan lo que consideran un intento de socavar el liderazgo de González a través de los medios de comunicación y de ponderar el papel de Morata. Las fuentes consultadas en la CEV, por contra, aseguran que, más allá de las puntuales quejas de los patronos más próximos al PP a cuenta de alguna afirmación o, sobre todo, por el acto de los socialistas,, la figura de González no está para nada en duda en la patronal y apuntan que esas críticas lo que han conseguido es una mayor unión.

Una unidad de la que los empresarios creen que se ha separado Morata. La firma con la Generalitat de algún convenio cuyo contenido correspondía a la CEV y su apoyo a la ampliación del Palacio de Congresos, en cuyo patronato votó a favor sin haberlo consultado con el pleno cameral, son dos de las muestras de una dinámica que en la patronal ven con malestar e inquietud, máxime cuando, tras acordar por unanimidad oponerse al proyecto, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valencia, Alfonso Grau, arremetió como un miura contra la CEV. Lo nunca visto.

En especial porque el comité ejecutivo de la Cámara es casi idéntico al de la CEV. En el último comité cameral, los dirigentes que también están en el de la patronal le hicieron ver a Morata que se estaba desviando del camino. «Nosotros estamos con las empresas y Morata debe decidir con quién quiere estar, con las empresas o con la Generalitat», apuntaba una fuente. En la patronal existe la convicción de que el presidente cameral ha aprovechado los meses en que la organización ha tenido que centrarse en su reestructuración para ganar peso como el hombre del Consell en el empresariado. Pero la CEV ya ha puesto orden interno y ahora se apresta a hacerle volver al redil. El lunes próximo, el pleno cameral aclarará algunas cuestiones. Morata está entre la espada y la pared, porque no puede enfrentarse a sus compañeros ni quiere romper su privilegiada relación con la alcaldesa Rita Barberá y el PP. Ahora amaga con encargar un informe para validar el cambio de postura en el asunto del Palacio de Congresos que le exigen los empresarios, pero estos observan esa maniobra como un intento de marear la perdiz para ganar tiempo.