Una persona que ingresa dos mil euros mensuales, gasta hasta el último de ellos. Y así sucesivamente, pero la persona que gana diez mil euros „o que dispone de un patrimonio equivalente de un millón, la media de los integrantes del Gobierno„, se pregunta cómo puede ponerlos a buen recaudo fuera de España. Cinco personas que ganan dos mil euros no sólo contribuyen al Estado, sino que destinan esa cantidad a empresas españolas, que así encauzan un mínimo de bienestar para sus trabajadores, que son de nuevo consumidores. Henry Ford subió el sueldo de sus empleados para que pudieran comprar los coches que fabricaba, aumentando de paso sus beneficios personales. En fin, un perceptor de diez mil euros no paga impuestos, según demuestran las tablas de la Agencia Tributaria.

Reforma laboral. Pues bien, la reforma laboral esclavista y los presupuestos de Rajoy están diseñados para castigar a los perceptores de dos mil euros, la media de los salarios españoles declarados. Por cierto, el doble de los ingresos reconocidos por los pequeños empresarios. El Gobierno del PP ha fomentado la huida masiva de capitales, la fracasada amnistía fiscal es otro exponente de la unidireccionalidad de los flujos. Quienes no dispongan de este salvoconducto financiero, deberán aplicarse la legendaria frase de Andrea Fabra.

El Gobierno hará trampas para disimular el déficit de 2012, pero aun así deberá explicar por qué sus medidas engordan el desfase del último año de Zapatero. Rajoy ha empeorado la situación que debía corregir, lo cual dispara la deuda pública, el único capítulo en que España apuntaba a la ejemplaridad. Entretanto, ya tiene un amigo invisible „no se manifiesta„ que sustituye a la famosa niña y a quien elogia desde Nueva York. En un sarcasmo inverosímil en un presidente del Gobierno, el presidente alude a «esa inmensa mayoría que está trabajando, el que puede». En el más puro estilo Andrea Fabra, concentra la insensibilidad de quien sabe que nunca perderá un trabajo bien remunerado.

Los presupuestos congelan los salarios, pero no los precios. Nadie ha explicado una inflación del tres por ciento „el impuesto más cruel para las clases medias„ en un país agarrotado económicamente. «El que puede» está haciendo un excelente negocio con las políticas de Rajoy. La crionización de los funcionarios encaja en la doctrina de un Gobierno que considera al parado como un vago „y un maleante, si además se manifiesta„, y al trabajador como un vago en potencia si no se le fustiga adecuadamente. El uno por ciento restante forma parte de la élite empresarial, política y financiera. Por ejemplo, en bancos intervenidos con el dinero de los asalariados y que pagan a sus rectores sueldos de hasta medio millón de euros, en lo que se considera una medida drástica de control. El equilibrio social se ha vaporizado, Rajoy necesitará mucha policía para imponer su política económica.