El Banco de España reanuda el proceso de venta del Banco de Valencia y de Catalunya Banc

La decisión supone que Bruselas y el Gobierno han renunciado a la liquidación, al menos de momento

j. c. valencia

El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) anunció ayer que reanudará las subastas para la venta del Banco de Valencia y Catalunya Banc, una vez publicadas las necesidades de capital de la banca española tras las pruebas de resistencia realizadas por la consultora Oliver Wyman, que en el caso de la entidad valenciana ascienden a 3.462 millones. Según informó en un comunicado el organismo dependiente del Banco de España, esta decisión también se ha tomado de acuerdo con los desarrollos de los planes de las dos entidades, que tiene que aprobar la Comisión Europea el 28 de noviembre. El 21 de junio, la comisión rectora del FROB acordó el aplazamiento temporal de estas subastas, a la espera de las pruebas de solvencia y ante las condiciones del apoyo financiero solicitado a la UE.

La decisión del FROB es, sin duda, un balón de oxígeno para el Banco de Valencia y sus actuales gestores, capitaneados por José Antonio Iturriaga en la dirección general. Y es que indica la voluntad del Gobierno y el supervisor de vender la entidad y no proceder a una liquidación ordenada, que era, tal como publicó este diario, el propósito inicial del Ejecutivo, instigado para ello por los organismos europeos a cambio del rescate financiero del país. Por tanto, hay que deducir que Bruselas aprobará la semana que viene el plan de saneamiento del banco valenciano, que tiene actualizado su cuaderno de ventas y que ya ha establecido contactos con algunos posibles interesados en su compra, entre los que diversas fuentes sitúan a Bankinter, Banesto o Ibercaja, que ha roto su proceso de fusión con Caja 3 y Liberbank. También se habla de algún fondo extranjero y un grupo de empresarios valencianos está dispuesto a invertir entre dos y tres millones de euros por persona para intentar que la entidad sobreviva.

No obstante, una cosa es la puesta en venta de la entidad y otra muy distinta es que finalmente se consiga. Un claro indicativo de ello es que la gran mayoría de las entidades que estaban interesadas en pujar por él antes de que el FROB suspendiera su subasta en junio ya no están en disposición ni siquiera de mirar sus números. Es el caso, por ejemplo, del Popular, del Banco Mare Nostrum o de Liberbank. Los tres salieron muy perjudicados por las pruebas de Oliver Wyman y en el caso de los dos segundos, fruto de la fusión de diferentes cajas de ahorros, han pasado a engrosar la lista de las entidades que van a tener que recurrir al capital público para recapitalizarse. Es decir, que ya no están en posición compradora. Esas mismas pruebas, además, han roto algunos proyectos de fusión, como el citado de Ibercaja con Liberbank y Caja 3 o el de Unicaja con Caja España/Duero, lo que abre el abanico de entidades que pueden interesar a las que están saneadas.

Por si fuera poco, el Banco de Valencia es, entre las cuatro nacionalizadas -Bankia, Catalunya Bank y Novagalicia Banco-, la que presenta un peor ratio de necesidades de capital (3.462 millones) respecto de sus activos (21.600): un 16 %, lo que implica un mayor riesgo para el posible comprador. No obstante, el hecho de que el Gobierno haya renunciado a su intención inicial de liquidarlo de forma ordenada abre una abanico de posibilidades para la entidad -en especial porque se sitúa en el primer lugar de la parrilla de salida de esta carrera y porque en breve cederá muchos activos tóxicos al banco malo-, aunque si al final no encuentra comprador, entonces tendría que ser vendida a trozos y finalmente liquidada. Claro que su venta tampoco es garantía de supervivencia independiente, como les ha sucedido a otras entidades.

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