La Caixa supervisa in situ los números del Banco Valencia

Los grandes empresarios valencianos trasladan a Iturriaga su voluntad de participar en el proyecto en función de la política del comprador

j. c. valencia

La actividad para la venta del Banco de Valencia se ha vuelto frenética en los últimos días en vista de que el Banco de España prevé que esté cerrada antes de que finalice el año. La sede de la entidad valenciana está siendo visitada día sí y día también por los equipos de asesores de los bancos interesados en su adquisición. Ayer estuvo en la capital autonómica el de PricewaterhouseCoopers, que está ayudando a Caixabank en el proceso de analizar los números del Banco de Valencia. La entidad catalana es una de las firmas financieras que distintas fuentes sitúan en los primeros lugares en cuanto a la futura adjudicación, junto a Bankinter y BBVA. Banesto/Santander, Kutxa e Ibercaja figuran en una posición secundaria, aunque al final todo dependerá de los intereses de cada firma y del dinero que estén dispuestas a abonar, porque el banco valenciano se adjudicará a quien pague más.

Aún se desconocen los plazos concretos y si el Banco de España, que controla el 91 % del capital de al entidad a través del FROB - el resto está en manos de accionistas valencianos, incluido cerca de un 3 % en poder de la antigua matriz Bankia, del que esta prevé deshacerse al término de la operación- suprimirá alguna fase del proceso para avanzar en su desarrollo. Mientras tanto, los grandes empresarios valencianos, que mantienen un contacto regular con el director general de la entidad, José Antonio Iturriaga, siguen interesados en apostar por el banco. Las fuentes consultadas aseguran que los grandes patronos -dispuestos a invertir entre dos y tres millones por persona- esperan a ver primero quién se queda la entidad y luego "apoyaremos" al nuevo dueño "en función de la política que pretenda aplicar". Estas fuentes confían en que el futuro propietario mantenga cierta independencia para la entidad y se avenga a facilitar la entrada en su accionariado de la burguesía valenciana para mejorar su vinculación con este territorio, una opción que ven más factible si el comprador final es el catalán Caixabank, dado que otro catalán, el Sabadell, ya se ha quedado con la CAM.

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